Podemos es defensor a ultranza de las mas sangrientas dictaduras comunistas. Su hoja de ruta es la práctica leninista. Su odio a la civilización judeocristiana, inmenso. Su antisemitismo galopante.
El ex jefe del Ejército del Aire escribe lo siguiente: “Me preocupa mucho este partido que ha surgido no sé cómo y al que incomprensiblemente se le tolera concurrir a estas elecciones (andaluzas, autonómicas y municipales, catalanas y generales) cuando lo que habría que haber hecho es prohibírselo y no sé si incluso declararles fuera de la Ley”.
Los motivos por los que, a su juicio, habría que proceder a dicha ilegalización son “declararse así mismo (sic): antisistema, en contra de la Constitución que nos hemos dado los españoles, en contra de la Bandera, del Himno Nacional”, a lo que añade que “están dispuestos a suprimir la Semana Santa, a ceder la Catedral de Córdoba a los musulmanes y no sé cuántos desatinos más”. Y remata el artículo con esta reflexión: “Me estoy refiriendo naturalmente a ‘podemos’ al que yo cambiaría la decimotercera consonante por la séptima y sería más correcto el nombre”. La séptima consonante es la J. Es decir, que el pretendido nombre del partido de Pablo Iglesias, según la propuesta del firmante del artículo, tendría que ser “Jodemos”.
Todos los partidos con representación parlamentaria han salido en defensa de Podemos y han condenado los planteamientos de Eduardo González-Gallarza Morales. La Izquierda Plural en el Congreso de los Diputados le ha respondido que las ideas “no se pueden ilegalizar”.
El portavoz del grupo José Luis Centella considera que el general “no se ha leído el programa” de ese partido y está “bastante despistado” sobre lo que significan sus propuestas. En todo caso, “y por lo que nos pueda tocar”, en tanto que La Izquierda Plural defiende ideas “que pueden confrontar con el actual estado de cosas”, ha susubrayado que las ideas “no se pueden ilegalizar” y ha apostillado: “Una salida de tono”.
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