El gobierno irlandés anunció esta noche el cierre, por razones económicas, de sus embajadas en el Vaticano y en Irán, así como su oficina de representación en Timor Oriental.
“Con el fin de responder a los objetivos del programa de la Unión Europea y del Fondo Monetario Internacional y restablecer los gastos públicos a un nivel viable, el gobierno se ha visto obligado a hacer recortes en numerosos servicios públicos”, explica el ministerio irlandés de Relaciones Exteriores en un comunicado.
Hacía referencia al plan de ayuda a Irlanda de la UE y del FMI por un monto de 85 mil millones de euros. “El gobierno ha decidido, lamentándolo mucho y con gran reticencia, cerrar las embajadas de Irlanda en el Vaticano y en Irán, así como su oficina de representación en Timor Oriental”, añadió, estimando que “ningún sector de los gastos del gobierno” podía evitar hacer economías.
“Aun cuando la embajada ante el Vaticano es una de las misiones más antiguas, no reporta nada con relación a lo que se invierte. El gobierno estima que los intereses irlandeses ante el Vaticano pueden ser representados por un embajador no residente”, según el comunicado del ministerio.
No obstante, la decisión de cerrar la embajada irlandesa ante el Vaticano, inaugurada en 1929, se produce en momentos en que las relaciones entre los dos países están tensas. Dublín reprocha a la Ciudad del Vaticano haber encubierto los abusos pedófilos recientes en Irlanda.
“El cierre de la embajada en el Vaticano no tiene nada que ver con las recientes controversias”, afirmó no obstante el jefe de la diplomacia irlandesa, Eamon Gilmore, en declaraciones a la radio pública RTE.
“Lamento de verdad que por razones económicas tengamos que reducir el número de embajadas, incluida la del Vaticano”, añadió, precisando que un alto funcionario sería nombrado embajador no residente para el Vaticano.
De su lado, el Vaticano “tomó acta de la decisión” irlandesa, recordando que “cada Estado que tiene relaciones con la Santa Sede es libre de decidir, en función de sus posibilidades y de sus intereses, si desea tener un embajador residente en Roma o en otro país”.
“Lo que es importante, son las relaciones diplomáticas entre la Santa Sede y los Estados, y éstas no son cuestionadas en lo que respecta a Irlanda”, declaró en un comunicado el portavoz del Vaticano, el padre Federico Lombardi.
La Iglesia católica irlandesa expresó su “profunda decepción”, estimando que esta decisión “lamentable” demostraba “la poca consideración hacia el papel importante jugado por el Vaticano en las relaciones internacionales, y con respecto a los lazos históricos entre el pueblo irlandés y la Santa Sede desde hace siglos”.
Con respecto a Irán, donde Irlanda cuenta con una embajada desde 1976, “los volúmenes comerciales” con ese país “no están a la altura de lo esperado”, explicó Dublín para justificar su decisión.
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