El Gobierno aprobó el reclutamiento de 1.300 ultra ortodoxos para el servicio social sustitutorio en vez de su llamada a filas, en una criticada decisión interpretada como un gesto a los partidos ultra ortodoxos de cara a los pactos de coalición tras las elecciones del próximo mes.
La decisión fue tomada en la reunión semanal del consejo de ministros a propuesta de los titulares de Defensa, Ehud Barak, y Ciencia y Tecnología (responsable del Servicio Nacional), Daniel Hershkowitz.
La fórmula permite ganar tiempo hasta que, una vez montado el próximo Gobierno, se resuelva el vacío legal que ha dejado la no renovación el pasado agosto de la ley Tal que regulaba la exención del servicio militar para los ultra ortodoxos, declarada inconstitucional por el Supremo.
La decisión mantiene en la práctica la exención, pues los ultra ortodoxos siguen sin tener que colocarse el uniforme militar, como sí hacen el resto de varones (tres años) y mujeres (dos) del país, a excepción de la minoría árabe.
El Ejecutivo argumenta, en un comunicado, que, “sin la decisión, miles de hombres ultra ortodoxos que estarían interesados en integrarse en el servicio civil en la Policía, servicios sanitarios, bomberos, servicios sociales, etc. no podrían inscribirse”.
“En 2008 apenas 15 hombres ultra ortodoxos se alistaron en el servicio nacional (social sustitutorio). Hoy, más de 2.000 están sirviendo en el servicio nacional”, agrega.
El anuncio fue criticado desde distintas partes del arco político.
La ex ministra de Exteriores y líder del nuevo partido Hatnuá, Tzipi Livni, calificó de “indignante” la “intención del Gobierno de ignorar la decisión del tribunal y perpetuar un error social histórico”.
“Justo antes de las elecciones, el Gobierno elige escupir en la cara de la mayoría sionista, de la gente que sirve en el Ejército, llamada una y otra vez a la reserva, y que ya no está dispuesta a sufrir esta situación”, agregó.
El responsable del grupo de presión parlamentario de reservistas, el diputado laborista Eitan Cabel, interpretó el anuncio como un adelanto de “cómo será el próximo Gobierno si resulta elegido (Biniamín) Netanyahu”, que “sigue eludiendo toda decisión posible”.
Yohanan Plesner, el legislador del Kadima que lideró una comisión de preparación de un informe sobre el tema que luego desestimó el Ejecutivo, cree que Netanyahu quiere “perpetuar la evasión ultra ortodoxa” de la llamada al Ejército, que tiene su origen en un acuerdo que selló David Ben Gurión poco después de la creación del Estado de Israel en 1948.
También la derecha ha cargado contra la medida: el presidente de Habait Haiehudí (La Casa Judía), Naftali Bennett, acusó al Gobierno de “tratar de ganar tiempo” y le instó a ofrecer una “solución real”. EFE y Aurora
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