“Países latinoamericanos tuvieron un rol preponderante en la historia del Estado de Israel en 1947 y ahora muestran el camino con el reconocimiento de #Jerusalem como nuestra capital”, tuiteó hoy, viernes, en inglés, el vocero de su Cancillería, Emmanuel Nahshon.
“¡Gracias América Latina por su apoyo y su amistad!”, añadió en castellano, junto con una bandera de Israel [ver captura].
El portavoz se refiere al anuncio de Guatemala de que trasladará su embajada hacia la Ciudad Santa y los anticipos en el mismo sentido de Paraguay y Honduras, pero también a lo ocurrido hace 71 años y que tal vez no esté fresco en la memoria de la opinión pública.
El 29 de noviembre de 1947, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, presidida por el brasileño Osvaldo Aranha, aprobó con 33 votos a favor, 13 en contra y 10 abstenciones (Argentina entre ellas), la resolución 181 que avalaba la Partición del Mandato Británico en la Tierra de Israel para la creación de dos Estados, uno judío y otro árabe, que los primeros consagraron medio año después con la fundación de Israel y los segundos rechazan hasta hoy.
De ese modo, el organismo aceptó la recomendación del informe del 31 de agosto del Comité Especial de poner fin a la ocupación el 15 de mayo de 1948 y que las tropas completen su evacuación en tres meses y se dictaminó que la división se implementaría de acuerdo a la distribución demográfica de la población local.
Para garantizar la neutralidad del mismo se decidió que estuviera compuesto por representantes de once países, pero ninguna de las grandes potencias, y allí tuvieron una destacada tarea Jorge García Granados, de Guatemala; Alberto Ulloa, de Perú; y sobre todo, Enrique Rodríguez Fabregat, de Uruguay, quienes promovieron esa solución.
Los otros países iberoamericanos opinaron así: Bolivia, Brasil, Costa Rica, República Dominicana, Ecuador, Nicaragua, Panamá, Paraguay y Venezuela apoyaron, Cuba se opuso y Colombia, Chile, El Salvador, Honduras y México no se pronunciaron.
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