“Este partido es un campo de cultivo para la ideología nazi, subvencionado por el Estado”, indicó la presidenta de la comunidad judía de Baviera, Charlotte Knobloch, en un comunicado emitido por su organización.
Knobloch se refirió así tanto al ataque incendiario que dejó inhabilitado el nuevo albergue de Tröglitz, que debía acoger a 40 refugiados a partir de mayo, como a la destrucción de una placa en Buchenwald, justo una semana antes de que se conmemoren en ese lugar los 70 años de la liberación del campo por los aliados.
El incendio provocado en el centro de asilados se produjo tras semanas de marchas de protesta de grupos neonazis de toda la región contra la acogida de refugiados, que derivaron en marzo en la dimisión del alcalde, Markus Nierth, tras convocar la ultraderecha una concentración ante su casa familiar.
El ataque contra ese albergue -en el este del país, como Buchenwald- ha desatado una ola de indignación entre la clase política alemana, incluidos varios ministros de la canciller Angela Merkel, así como pronunciamientos a favor de acelerar el proceso de ilegalización del NPD.
La cámara baja (Bundesrat) formalizó el año pasado una demanda de prohibición ante el Tribunal Constitucional (TC), unos diez años después de que fracasara una primera demanda respaldada entonces, además, por la cámara baja (Bundestag) y el gobierno federal.
El NPD no tiene escaños en el Bundestag, pero sí en dos cámaras regionales y en consistorios municipales, lo que le da acceso a subvenciones públicas, de acuerdo con la ley de financiación de partidos.
Se trata del principal aglutinante de los neonazis del país, con una militancia menguante -unos 10.000 miembros, frente a los 15.000 que tenía cinco años atrás-, pero con notable capacidad de actuar en toda Alemania, donde existen unas 200 camaraderías o grupos locales afines aunque sin una plataforma política común.
El caso del alcalde de Tröglitz sacó a la luz la situación de amenazas e intimidaciones que sufren políticos en todo el país, especialmente en pequeñas poblaciones como la mencionada, con 2.800 habitantes, pero también en consejos de distrito de Berlín u otros núcleos urbanos.
En los últimos meses, en el país se han multiplicado los ataques contra refugiados o centros de acogida de solicitantes de asilo, ya existentes o en construcción, como el de Tröglitz.
Alemania recibió en 2014 más de 200.000 solicitantes de asilo, una cifra récord, y se espera que este año se superen las 250.000.
La situación actual recuerda a la de principios de los 90, en que Alemania recibió decenas de miles de refugiados huidos del conflicto de los Balcanes, lo que desató la ola de atentados xenófobos más grave de la historia reciente. EFE
Artículos Relacionados: