Falta por saber qué respuesta tendrá la manifestación de la Plataforma «Tarteja Roja contra Israel» de esta tarde y cuántas tarjetas rojas se dejarán ver en los minutos 17 y 48 -años del siglo pasado claves para el sionismo- desde las gradas. Pero quienes sí tienen claro qué mostrarán públicamente en el estadio ante ambas selecciones son los integrantes de la Comunidad Judía del Principado de Asturias. «Vamos a llevar bandera de los dos países», anticipa su presidenta, Aída Oceransky, quien tiene claro, no obstante y sin ser aficionada al fútbol, que «España tiene que ganar y lo hará por goleada, así que me conformaré con que los jugadores de Israel salgan airosos».
«Están muy contentos. Es una pena que se haya producido esta tontería y que se le esté dando tanta cancha. Para ellos seguro que es una experiencia fundamental porque en Israel, se adora el fútbol español», comenta Oceransky, que cuenta que cada vez que viaja a Israel tiene que «ir cargada de camisetas para los nietos de mis amigos», forofos de equipos como el Real Madrid o el Barça.
La presidenta de los judíos asturianos no cree que «el público se vaya a poner a sacar tarjetas», ni que eso fuese a «influir mucho en los jugadores aunque pasase». Aunque hayan estado confinados en su fortín de Quintueles, confía en que los futbolistas «se vayan con satisfacción, porque Gijón es un lugar acogedora, una ciudad encantadora para conocerla y pasear por ella, aunque todo se haya enturbiado con historias tan absurdas como las que solía vender ETA sobre la situación en España acerca de un país donde no hay apartheid ni discriminación, las mujeres son iguales a los hombres y existe libertad de culto y de expresión».
Aunque tampoco vaya a tener tiempo para conocer mucho la ciudad, el embajador israelí, Daniel Kutner, sí conocerá al menos el ayuntamiento y sus alrededores, aparte de El Molinón. Allí será recibido a primera hora de la tarde por la alcaldesa, Carmen Moriyón, y mantendrá un breve encuentro con empresarios. Podrá hacerlo con la tranquilidad de que, como le consta, ya no hay boicot a los negocios con Israel en Gijón. Pero en su país costará algo más que todo eso desvincular el nombre de la ciudad de toda esta confrontación. Quizá una histórica victoria israelí sobre España en El Molinón ayudaría.
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