Judíos de Daguestán están decididos a reconstruir tras los ataques recibidos en esta región rusa

Los judíos de la región predominantemente musulmana de Daguestán en el sur de Rusia dicen que están decididos a reagruparse y reconstruir tras un ataque letal por parte de militantes islámicos contra templos cristianos y judíos en dos ciudades hace una semana. Por:
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En los atentados en la capital regional de Majachkalá y la ciudad de Derbent el domingo 23 de junio murieron 21 personas —la mayoría de ellas agentes de policía— y al menos otras 43 resultaron heridas en esa inestable región del Cáucaso septentrional sobre el mar Caspio.
El gran rabino de Rusia, Berel Lazar, dijo que una sinagoga de 110 años de antigüedad en Derbent, que era un centro para la vida judía en la región, fue destruida en un incendio durante los ataques. Entre los muertos estaba el padre Nikolai Kotelnikov, un sacerdote ortodoxo de 66 años de edad que fue asesinado mientras los fieles se reunían para conmemorar Pentecostés en un templo en Derbent, la ciudad rusa ubicada más al sur y una de las más antiguas del país.
“El mensaje que estamos recibiendo de la comunidad judía en Daguestán es que no se van a ocultar detrás de muros elevados ni serán intimidados por extremistas”, dijo Lazar, que está afiliado a la organización Chabad-Lubavitch, la cual remodeló la sinagoga hace 20 años.
“Van a practicar su religión abiertamente”, declaró. “Se sienten optimistas de que el gobierno tomará medidas para protegerlos. Creen que pueden reconstruir y fortalecerse”.
En julio de 2013, Ovadia Isakov, que encabeza la sinagoga de Derbent, fue baleado mientras caminaba de vuelta a casa en lo que las autoridades calificaron de ataque antisemita. Lazar dijo que Isakov, que se recuperó completamente, ahora divide su tiempo entre Moscú y Derbent, sirviendo a esa comunidad durante días feriados y ocasiones especiales.
En otro incidente, una muchedumbre se amotinó en el aeropuerto de Majachkalá cuando un vuelo proveniente de Tel Aviv aterrizaba poco después de que comenzara la guerra entre Israel y Hamás en octubre de 2023. Más de 20 personas resultaron heridas cuando cientos de hombres, algunos de ellos portando mantas con consignas antisemitas, ingresaron corriendo a la pista, persiguieron a los pasajeros y lanzaron piedras a la policía.
La sinagoga de Derbent en sí era casi un “segundo rabino” ahora que Isakov vivía en Moscú, dijo Varvara Redmond, una estudiante doctoral de la Universidad de Varsovia pero radicada en Dublín, la cual ha visitado Daguestán en tres ocasiones y estudió a los juhuro, el nombre que se les da a los judíos de Daguestán.
“En esencia, el edificio reemplazó al rabino”, dijo Redmond. “Todo pasa a través de la sinagoga, desde la adquisición de carne kosher a funerales, bodas y circuncisiones”.

Daguestán, con una población de unos 3 millones de personas, es étnicamente diversa con más de 40 tribus y un número similar de lenguas. Todas son comunidades pequeñas con tradiciones duraderas. En gran medida, los matrimonios siguen llevándose a cabo entre miembros de la tribu.

Los juhuro, también llamados los “judíos de las montañas”, llegaron desde los montes del Cáucaso, están orgullosos de su identidad y rehuyen la etiqueta de “diáspora judía”, agregó Redmond.


Aunque muchos judíos en todo el mundo desean ser enterrados en Israel, los judíos daguestaníes están “muy vinculados a su tierra” y la prefieren para que sea su lugar de descanso final, sin importar dónde fallezcan, señaló.

Valeriya Nakshun, cuya familia huyó de Daguestán hacia Estados Unidos durante las guerras de Rusia en la vecina Chechenia en la década de 1990, dijo que sus ancestros se consideraban semiautóctonos de la región porque llegaron de Persia y el Levante hace siglos.

Ella aún tiene parientes en Majachkalá y Derbent, incluida su abuela materna.

“Aún están conmocionados por el ataque y todavía lo están procesando”, manifestó. “A pesar de que la sinagoga está quemada, están agradecidos por estar a salvo”.

Su padre, Boris Nakshun, creció en Daguestán cuando formaba parte de la Unión Soviética, en una época en que a los judíos, musulmanes y cristianos no les era permitido practicar su fe abiertamente. Los rituales —entre ellos las circuncisiones y las bodas— tenían que llevarse a cabo en secreto, y la relación entre todas las comunidades era cordial en gran medida, indicó.

Aunque los judíos daguestaníes conmemoran las mismas fiestas que otros judíos, las tradiciones y los alimentos son distintos. Para la Pascua, la familia de Nakshun cocina un platillo de arroz con fruta seca y una costra espesa en el fondo de la olla, estofado a las hierbas y sopa de huevo. En la festividad del Yom Kipur encienden una vela en dos bandejas distintas, las cuales representan a los vivos y a los muertos.

“Es como recordar a tus ancestros, pero también orar por los vivos”, manifestó Nakshun.

Al idioma de los judíos daguestaníes se le llama juhuri, una rama del dialecto tat de origen persa hablado por los musulmanes locales, dijo Ronald Shabtaev, lingüista y estudiante de doctorado en la Universidad Bar-Ilan de Israel. El juhuri sólo es hablado por judíos, y tiene varios dialectos, agregó.

“El juhuri no ha aislado a los judíos del Cáucaso del resto del mundo judío”, dijo Shabtaev. “Por el contrario, ha ayudado a preservar el patrimonio y la tradición judías, y a mantener la identidad etnorreligiosa de los judíos de las montañas”.

El juhuri, que tiene un rico vocabulario con palabras hebreas y arameas, es un idioma en peligro de desaparecer, hablado o comprendido por menos de 200.000 personas en todo el mundo, incluidas 30.000 en Estados Unidos, indicó. Varios miembros de la familia de Nakshun, incluido el padre de Valeriya Nakshun y su abuela paterna de 96 años, están entre ellos.

La relación entre judíos y musulmanes en Daguestán ha sido históricamente “estratificada”, pero en gran medida amistosa, dijo Redmond. Ella vio a personas de religiones distintas saludar a sus vecinos en la calle e invitarse mutuamente a tomar té.

“Hay un elevado nivel de conocimiento acerca de las religiones de cada cual, sus festividades y hábitos alimenticios”, añadió.

Pero eso no ha descartado la presencia de tensiones, incluso durante las guerras chechenas y el incremento más reciente en el extremismo, azuzado por ciertos espacios en línea, manifestó Redmond.

El rabino Lazar dijo que una mayoría de la población musulmana en Daguestán aún tiene una buena relación con los judíos y comparte la consternación por los ataques del domingo.

“Este no fue sólo un ataque contra los judíos, sino también contra iglesias, el Estado y toda la gente”, manifestó. “A la mayoría de los musulmanes en Daguestán también les preocupa esta nueva ola de extremismo. Pero sabemos que esto proviene desde el exterior del país, y un porcentaje muy pequeño de musulmanes están influenciados por esa ideología”.

Calcula que, después de un éxodo de judíos durante las guerras chechenas, sólo quedan unas 500 familias en Derbent y unas 200 en Majachkalá.

Lazar dijo que no ha hablado con el presidente Vladímir Putin tras el ataque, pero alberga esperanzas de que Daguestán, incluida su comunidad judía, recibirá protección de parte del Estado.

Nakshun y su padre no se sienten tan optimistas.

“No creo que a Putin le importe lo que ocurre en Daguestán, o siquiera que comprenda lo que está pasando allí”, sentenció Boris Nakshun, quien añadió que en gran medida Moscú hace caso omiso de la región, y dijo seguir preocupado por familiares y miembros de la comunidad que se quedaron allá.

 

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