Rabinos latinoamericanos participan de la 23º edición del Comité Internacional de enlace judeo-católico. “El mundo necesita que estemos más unidos que nunca”, expresó el rabino argentino Ioni Shalom, representante del programa Nuevas Generaciones del Congreso Judío Latinoamericano (CJL), quien participa desde este lunes del Comité Internacional de enlace judeo-católico en Varsovia.
“Una de las tareas primordiales que tenemos como personas de fe es contribuir a la paz en el mundo, y esto se puede lograr solamente mediante el diálogo y el conocimiento mutuo”, agregó Shalom, remarcando que “mucho aún nos queda por aprender”.
28 delegados de todo el mundo participan del encuentro, el cual celebra su edición número 23º bajo el título “el otro en las tradiciones judías y católicas: refugiados en el mundo actual”, abordando las temáticas de diálogo interreligioso, antisemitismo, crisis de refugiados, persecución de cristianos, Holocausto, entre otras.
El evento fue inaugurado por el Cardenal Kurt Koch, Presidente de la Comisión de Relaciones Religiosas con el Judaísmo del Vaticano. En la apertura se hizo hincapié en los dichos de Juan Pablo II acerca de nuestra misión como tradiciones religiosas de bendecir al mundo, y se destacó que para eso primero debemos bendecirnos entre nosotros, cristianos y judíos entre sí y transformar al “otro” en hermano y hermana.
Por su parte el Rabino Michael Schudrich, Chief Rabbi de Polonia, abrió el espacio de reconocimiento a los justos de todas las naciones, en el cual se otorgó mención a dos héroes polacos que salvaron judíos en la época de la Shoa, poniendo en riesgo sus propias vidas. La embajadora de Israel para Polonia, Anna Azari, entregó el reconocimiento a la hermana Celina Aniela Kedzierska, quien salvó a Henrietta Kretz y JerzyBander.
Participa del encuentro el rabino Gustavo Kraselnik de Panamá, quien a través del CJL representa a las comunidades judías de Latinoamérica:
El ILC es el órgano oficial de contacto entre la Iglesia católica y la comunidad judía a nivel mundial. Fue establecido después del Concilio Vaticano II y está conformado por la Comisión para las Relaciones Religiosas con el Judaísmo de la Santa Sede y el Comité Judío Internacional para Consultas Interreligiosas (IJCIC). Cada parte presentó una delegación de aproximadamente 20 representantes.
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