La Corte Constitucional falla a favor del Estado austríaco y en contra de la última propietaria de la vivienda, Gerlinde Pommer, que consideraba ilegal la ley de expropiación aprobada en diciembre. La casa se había convertido en los últimos años en lugar de peregrinación para los neonazis.
El edificio del siglo XVII, de color amarillo y de 800 metros cuadrados está situado en la ciudad de Braunau am Inn, en la frontera con Alemania. Allí nació en 1889 Adolf Hitler y vivió hasta los tres años. En 1912 fue comprada por los familiares de Gerlinde Pommer. Durante la segunda guerra mundial fue expropiada por los nazis y no fue recuperada por sus propietarios hasta 1952.
Desde 1972, el gobierno austríaco decidió alquilar el edificio para evitar que no se convirtiera en lugar de peregrinación para los neonazis. Hasta el 2011, el Estado pagará 4.800 euros por mes y en él hubo a lo largo de los años un centro para discapacitados y una escuela. En un momento dado, la propietaria se negó a hacer reformas de renovación y el lugar se desocupa atrayendo cada vez más a los nostálgicos del Tercer Reich.
En diciembre, el parlamento austríaco votó una ley de expropiación acompañada de una indemnización, cuyo monto no se ha revelado. Sin embargo, Pommer en total desacuerdo con la decisión llevó el caso al tribunal. La Corte Constitucional da definitivamente razón al Estado austríaco al estimar que la expropiación se hizo “por el interés general”.
“Existe el riesgo de que la casa se transforme en un lugar de peregrinaje para la ideología nazi, era necesario pues asegurarnos de que no se pudiera cometer ninguna infracción”, indica en su fallo la Corte Constitucional austríaca.
La casa escapará a la demolición pero será completamente remodelada para cambiarle la identidad y albergará, según las autoridades, una institución que represente la antítesis del nazismo.
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