Fuentes cercanas a Benjamin Netanyahu informaron que no se había tomado ninguna decisión sobre si seguir adelante con la destitución del ministro de Defensa, Yoav Galant, que el primer ministro anunció la semana pasada alegando problemas de seguridad.
Nunca se envió una carta despidiendo a Gallant y, por lo tanto, el despido no entró en vigor.
Su destitución el pasado domingo, después de que Gallant advirtiera del peligro que supondría para la seguridad de Israel la continuación de la revisión judicial, provocó manifestaciones masivas y una condena generalizada, incluso por parte del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y en última instancia dio lugar a la decisión del primer ministro de paralizar la legislación y permitir las negociaciones para alcanzar un acuerdo amplio.
Gallant permanecerá de momento en el Ministerio de Defensa, aunque todavía no se reunió con el primer ministro, que le exige una disculpa pública a cambio de poder conservar su puesto, condición que el ministro despedido se negó a aceptar.
Netanyahu explicó su decisión de despedir a su ministro por su fracaso a la hora de impedir que los reservistas de las FDI anunciaran que se negarían a servir en caso de que la legislación de la coalición se convirtiera en ley, y porque Gallant hizo sus declaraciones advirtiendo de que las acciones del gobierno estaban poniendo en peligro al país, mientras el primer ministro se encontraba en el extranjero.
Después de que Netanyahu despidiera a Galant en un discurso suyo, cientos de miles de personas protestaron en manifestaciones por todo el país y se convocó una huelga general en la que el mayor sindicato, la Histadrut, también se manifestó en contra.
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