La “Maleta Mexicana” llega al Museo de Bellas Artes de Bilbao

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Un amigo húngaro de Robert Capa metió tres cajas con rollos fotográficos en una mochila y bajó al Sur de Francia en bicicleta, para poder sacar de Europa las miles de imágenes que, a riesgo de su vida, habían tomado Capa, Gerda Taro y David Seymour en la Guerra Civil española. Se refugió en Marruecos y logró que el general mexicano Francisco J. Aguilar González custodiara en la Ciudad de México, durante 70 años, un documento gráfico e histórico insustituible. Los nazis no evitaron que La Maleta mexicana reapareciera en 1995 y que más tarde llegara a Nueva York, donde la clasificó el International Center of Photography (ICP), generando unos libros y la exposición que desde hoy y hasta el 10 de junio podrán disfrutar en el Museo de Bellas Artes de Bilbao.

Esta fílmica historia de La Maleta oculta en México para sobrevivir al fascismo europeo está llena de vericuetos y de idas y venidas. Pero existe una cosa clara, tal y como expusieron ayer los impulsores de la exposición del Bellas Artes en la presentación a la prensa: Capa y Seymour (Taro había fallecido en 1937) ordenaron los 4.500 rollos de película de manera que el mundo pudiera en algún momento recordar el horror de la contienda civil, de “una tragedia de hermanos que se mataban, que espero que no la vivamos nosotros”, apuntó en un vívido discurso el alcalde de Bilbao, Iñaki Azkuna.


Más tarde, mientras recorría la muestra junto a la consejera de Cultura, Blanca Urgell, y la comisaria Cynthia Young, Azkuna bromeaba a DEIA, diciendo que “como soy mayor que ellas tenía que recordar lo que fue la guerra, que la tengo más cercana”. El alcalde había hablado de “la mayor tragedia de España desde la guerra de la Independencia”. Azkuna explicó cómo conoció en París a Dolores Ibarruri, La Pasionaria, mientras él estudiaba. La mítica comunista de Gallarta fue uno de los motivos más publicados de la colección de fotografías que David Seymour, Chim (Varsovia, 1911 – Suez, 1956), tomó en Euskadi entre enero y febrero de 1937. También el lehendakari José Antonio Agirre y muchos gudaris y baserritarras, como viene informando DEIA desde el pasado sábado.

todo por la causa La Maleta, que tuvo su primera parada en el ICP de Nueva York en septiembre de 2010, la segunda en Arlés en verano de 2011 y después ha sido vista en el Museo Nacional d’Art de Catalunya en Barcelona, llega a Bilbao cargada de deseos de difundir la ímproba labor de los tres fotógrafos de origen judío, y que fallecieron en diversos conflictos dando testimonio de la crueldad de la guerra. Así lo afirmó a nuestro diario su comisaria, Cynthia Young, quien anunció que, después de permanecer más de tres meses en la capital vizcaina, viajará a Madrid y, después, a París.

Una colección de una alta importancia desde el punto de vista fotográfico y desde el histórico, pues los tres reporteros se acercaban al motivo para poder informar al máximo en medios internacionales. Esto se debía a la gran vocación que tenían y a su espíritu antifascista, que aprovecharon revistas como la parisina Regards, la cual era comunista y dedicó dobles páginas a las misas de campaña del Padre Jaio en Berriatua (ver DEIA del pasado domingo 26), a la convivencia Clero-republicanos, a la “Peuple martyr, peuple indompté” o aquellos vascos mártires pero indomables.

Cynthia Young recordó ayer cómo estos reporteros, además, se lanzaban a la aventura de la corresponsalía de guerra como freelances, sin la certeza de que les fueran a publicar sus trabajos. Con todo, y como se puede ver de forma clara en la exposición de la pinacoteca bilbaina, numerosas publicaciones de todo el mundo -incluyendo Japón- reprodujeron con importante despliegue los testimonios gráficos de estos audaces reporteros, “comprometidos como otros intelectuales y artistas”, señaló Young. Así, podrán leer una carta de Juan Vicéns, desde París (en octubre de 1938) en la que le ruega a Manuel Sánchez Arcas, de la Oficina de Propaganda de Barcelona, que le “facilite el trabajo” a su “buen amigo Capa”, gracias al cual podían informar de los ataques del franquismo.

Robert Capa (Budapest, 1913-Indochina, 1954) es el más famoso de los tres fotoperiodistas, y fundó junto a Chim y Henri Cartier-Bresson, entre otros, la prestigiosa agencia Magnum. En esta muestra podremos recorrer de la mano de su obra las marchas de milicianos y sus caras en primer plano, su vida en las trincheras, las ruinas después los bombardeos, un joven Ernest Hemingway, la movilización de Barcelona… En la Maleta no apareció el negativo de la famosa imagen del miliciano abatido de un tiro -que ha generado controversias sobre si fue trucada o no y que Azkuna calificó ayer de “impresionante”-, pero Capa se aseguró de incluir varias fotos de su amor y colega, la alemana Gerda Taro, quien había sido arrollada por un tanque en la batalla de Brunete en 1937. Robert había captado unas imágenes de la valiente y guapa fotoperiodista, durmiendo plácidamente en su cama en París. Las imágenes son muy tiernas, pues todo apunta a que estaban muy enamorados, sobre todo si nos atenemos a las fotos que Fred Stein les hizo, sonrientes, en la capital del Sena, y que también podemos ver en esta emotiva exposición.

La muestra está muy bien estructurada, por bloques de autores y temas, y así podemos disfrutar de la breve obra de una talentosa Taro, quien fue publicada en Die Volks Illustrierte, en Scweizer Illustrierte Zeitung (“In kampf um Teruel”), en una Photo-Times con grafía oriental (un reportaje titulado “Vidas de fotógrafas: Gerda Taro, la fotoperiodista que cayó en el frente español”), etc. Varios vídeos completan los contactos ampliados, las fotos en tamaños diversos, la documentación y los paneles informativos. Pero si algo llama la atención, tras llevar semanas tras las pisadas de Seymour por Bizkaia, es ver las famosas cajas con sus negativos y los apuntes in extremis de los autores, para que el mundo conociera su obra.

Iñaki Azkuna calificó a estos bravos reporteros de “primeros testigos de la guerra tras Goya con los fusilamientos del 2 de mayo” y Cynthia Young aclaró que Chim (Szymm en polaco) ha sido siempre el menos conocido y estudiado, por lo que desde el ICP están trabajando más intensamente en su obra. Este fotógrafo polaco tiene un interés especial en la exposición de Bilbao ya que, como han podido comprobar en los reportajes que viene publicando DEIA, él fue quien pasó varias semanas yendo y viniendo de Bilbao a la costa y a pueblos del interior de Bizkaia como Gatika, Bolibar o Amorebieta, para poder testimoniar sobre la vida cotidiana de los vascos, de los gudaris y de los baserritarras, de la convivencia pacífica entre religiosos y republicanos. Caracterizándose por las estupendas composiciones de personas que posaban.

Efectivamente, muchas de las fotos de Seymour dieron la vuelta al mundo, y en el Bellas Artes bilbaino podrán ver a los supervivientes inmortalizados en 1937 y con los que este diario ha hablado recientemente. En el caso de la corta carrera de Gerda Taro, antes de que el ICP acometiera este trabajo de clasificación y estudio, a veces se mezclaban algunas de sus instantáneas con las de Robert Capa. El Museo y Escuela de Fotografía neoyorquino ha logrado clarificar cuáles son las obras de la reportera, y así lo podrán distinguir en La maleta mexicana. La muestra ha llegado a Bilbao con ayuda de la Fundación 2012 Fundazioa, dentro del programa 2012 Euskadi, año de las culturas por la paz y la libertad.

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