El documento, que deberá ser adoptado por la Asamblea el mes próximo, contó con el apoyo de 131 países, la mayoría de África, América Latina y el Caribe y Asia, y la abstención de 48 gobiernos, fundamentalmente europeos, además de Australia, Canadá, Japón y Corea del Sur.
Según el texto, el combate a la glorificación del nazismo, del neonazismo y de otras prácticas que exacerban las formas contemporáneas de racismo, discriminación, xenofobia e intolerancia, está guiado por la Carta de la ONU, la Declaración Universal de Derechos Humanos y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.
Asimismo, el proyecto apela a la Convención Internacional sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Racial, de 1965.
La iniciativa incluye 52 puntos, entre ellos la condena a la persistencia y la reaparición del neonazismo, del neofascismo y de ideologías nacionalistas violentas basadas en prejuicios raciales.
Asimismo, expresa preocupación por cualquier intento de glorificar estas posturas o de construir monumentos o celebrar manifestaciones públicas para recordar el pasado nazi y a sus principales exponentes.
En otro de sus aspectos, la resolución llama a la ratificación universal y la aplicación efectiva de la Convención Internacional sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Racial.
Quienes votaron en contra o se abstuvieron argumentaron que esta iniciativa atenta contra la libertad de expresión.
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