Año a año, son miles las personas que se movilizan a Merón durante Lag BaOmer. El destino es la tumba de Simón Bar Iojai, líder judío de la antigüedad, cuya muerte también se conmemora durante la festividad.
Este año, esa peregrinación genera miedo en las autoridades sanitarias. Son casi 200.000 personas las que se trasladan y, si bien la situación del coronavirus parece estar bajo control, se sabe que la pandemia es impredecible.
La celebración en el norte de Israel promete ser el evento masivo más importante desde el comienzo de la pandemia. Distintos medios han apuntado que el gobierno no pudo llegar a un acuerdo para controlar la situación. Una de las razones es el riesgo de alienar a los partidos ortodoxos, claves para lograr un gobierno estable.
A pesar de ello, la policía se encuentra activa en la zona y ya se han reportado arrestos por mala conducta sanitaria. La visita a la tumba, que es un espacio cerrado, se ha restringido fuertemente. Además, solamente personas con el pase verde podrán utilizar el transporte a las enormes fogatas tradicionales.
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