El Día de la Independencia de Israel celebra, en la vida del Pueblo Judío, un doble milagro. El primero, es la restauración de la soberanía judía. No conozco otro ejemplo en la historia de las naciones en el que, gente diseminada, prácticamente muertos en vida, hubieran sido capaces de reafirmar su vida nacional. El segundo es lo que logramos desde el establecimiento del Estado judío. Israel, de hecho, se está convirtiendo en una potencia económica regional y una de las autoridades tecnológicas líderes mundiales.
Todas las fuerzas de creatividad y genio del pueblo judío están surgiendo a borbotones en todas las áreas: en ciencia, en tecnología, en medicina y en las artes. Este increíble estallido promete un gran futuro para el pueblo judío y para toda la humanidad.
Este doble milagro es un legado de energía vital del pueblo judío. Es un testamento de profundos deseos de esperanza, que llevamos dentro nuestro, y la intensa conexión que tenemos tanto con nuestro pasado como con nuestro futuro.
Los dos milagros, que ya ocurrieron, son sólo el comienzo. Si permanecemos juntos, si seguimos comprometidos con nuestro destino común, no hay nada que no podamos alcanzar.
Jag Sameaj!
Atentamente,
Benjamin Netanyahu
Jerusalén, Israel
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