Cientos de miles de judíos ultra ortodoxos participaron en los funerales del rabino Ovadia Yosef, fallecido en un hospital de Jerusalén, y considerado el mentor religioso de los judíos sefardíes en todo el mundo y líder espiritual del partido que revolucionó la política nacional, Shas.
El entierro, que tuvo lugar horas después de su fallecimiento en el hospital Hadasa Ein Kerem de Jerusalén y fue retransmitido en directo por los canales de televisión, provocó el cierre de todos los seminarios rabínicos (yeshivot) en el país y la afluencia masiva de ultra ortodoxos hacia la ciudad santa, en la que fue enterrado.Alrededor de 800 mil personas en el funeral del rabino Ovadia Yosef
“Era uno de los grandes rabinos de nuestra generación, un gigante de la Torá y la ley judía, maestro y brújula de decenas de miles. Es una gran pérdida para el pueblo judío”, dijo el primer ministro, Biniamín Netanyahu, que por medidas de seguridad tomó parte únicamente en la ceremonia de despedida de Yosef.
También asistió a los funerales, pero no al entierro, el presidente Shimón Peres, que cuando era líder laborista protagonizó con Shas uno de los mayores escándalos de la historia política nacional al tratar juntos de formar gobierno a espaldas del entonces líder del Likud, Itzjak Shamir.
“Es un momento duro. Me ahogo en lágrimas. Le di la mano (…) y cuando lo hice sentí que le daba la mano a la Historia”, destacó Peres, quien trató en todo momento de convencer al rabino de las ventajas de una paz con los palestinos y que hoy abandonó una reunión con el presidente checo, Milos Zeman, para acudir urgentemente al hospital y verle en sus últimos momentos.
Las principales carreteras del norte de Jerusalén, donde vive la mayoría de los ultra ortodoxos, fueron cerradas por la Policía, que informó de considerables atascos en todos los accesos a la ciudad.
Fallecido a los 93 años, Yosef se encontraba hospitalizado en situación “muy grave e inestable” desde hace varias semanas, y aunque hace unos días se informó de una ligera recuperación, sus sistemas vitales fallaron, informó el hospital Hadasa Ein Karem.
El rabino era considerado por los judíos sefardíes de todo el mundo como su máximo guía espiritual y sus ordenanzas religiosas y políticas eran seguidas a rajatabla en el país por cientos de miles de fieles, que se agolparon en balcones, árboles y tejados para ver sus restos.
“Ha muerto un gran hombre. Devolvió los valores judíos incluso a los más seculares”, consideró el rabino y periodista askenazí Israel Eichler, quien no siempre coincidió en vida con las decisiones del rabino fallecido.
Los sefardíes son descendientes de los judíos de la España Medieval que fueron expulsados por los Reyes Católicos en 1492, aunque la figura de Yosef, nacido en Bagdad, reunía también bajo esa descripción a los “mizrajíes”, oriundos de los países árabes y afines a los primeros en sus rituales religiosos.
Los judíos askenazíes son oriundos de Centroeuropa y con ellos Yosef rompió en 1984 al crear el partido Shas, todopoderosa formación política que preocupaba a los primeros ministros del país hasta enero pasado, cuando quedó fuera del ejecutivo de Netanyahu.
Su entierro ha abierto el tradicional período de duelo de siete días prescrito en el judaísmo y una lucha de poder por la sucesión al frente de la corriente sefardí del judaísmo mundial, a la que pertenece, entre otras, la mayor parte de la comunidad judía española.
A nivel espiritual cuatro candidatos han sido mencionados como posibles sucesores, entre ellos su hijo Yitzjak Yosef, recientemente elegido como rabino jefe de Israel, cargo del que tendría que dimitir.
La muerte de Yosef afectará también a la orientación del partido Shas, dividido actualmente entre el intransigente ex ministro Eli Yishai, y el pragmatismo político del también ex ministro Ari Deri, que apoyó los acuerdos de Oslo con los palestinos en 1993.
Siempre polémico en sus declaraciones, Yosef llegó a calificar de “serpientes” y “víboras” a los árabes, aunque hoy, al ofrecer sus condolencias y las de su pueblo, el presidente palestino, Mahmud Abbas, recordó únicamente las reuniones que celebró con él en varias ocasiones y las visitas que algunos de sus familiares -entre ellos su hija Adina en 2011- le hicieron en la Mukata de Ramallah. EFE
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