Paisajes de rebeldía; llega a México obra de Boris Lurie

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Por primera vez llega a México la obra del artista ruso-estadunidense Boris Lurie (1924-2008), sobreviviente del Holocausto y un ferviente crítico del arte hegemónico de Estados Unidos con la muestra No complaciente: Boris Lurie en México que abrirá el jueves 15 de diciembre, a las 13:00 horas, el Museo Nacional de las Culturas del Mundo (MNCM).

La exposición, integrada por 95 piezas no sólo es una lectura de carácter biográfico del artista, sino que demuestra la vitalidad de su pensamiento, su relación con México y las culturas prehispánicas y cómo se integró a esa corriente de la vanguardia radical, plantando cara al mercantilismo del expresionismo abstracto y del pop art.

Así lo detalló a Excélsior Reynier Valdés Piñeiro, investigador del MNCM y curador de la muestra. “Boris Lurie es un artista marginal dentro de la historia del arte, es un creador que desarrolló su obra a partir de la segunda mitad de los años 40, en EU, aunque fue orillado dentro de la historia hegemónica del arte de Estados Unidos”.


Esto debido a que en los años 50 se desarrolló el expresionismo abstracto, pero Lurie, al ser un sobreviviente del Holocausto, le pareció que el camino de esa corriente no era lo idóneo para expresar sus traumas y heridas, como el haber perdido a buena parte de su familia en los campos de concentración o en las matanzas del fascismo, abundó.

Su obra se inclinó por lo no complaciente o por lo que no agrada, es un arte atravesado por el trauma y por una herida que es difícil de digerir”.

Boris Lurie viene de una familia judía-rusa, él nació en 1924, en Leningrado, en la URSS, pero cuando sus padres se percatan de que el estalinismo persigue a los judíos se mudan de San Petersburgo a Riga, la capital de Letonia, siendo Boris aún pequeño.

En Letonia fue a colegios de habla alemana, pero el fascismo llegó a ese sitio y fue llevado con su familia a un gueto hacia 1940. Un año después, su familia fue separada y trasladada a lugares distintos.

Él y su padre fueron a campos de trabajos forzados, pero su mamá, su hermana y su abuela fueron al Bosque de Rumbula, en las afueras de Riga, donde se hicieron las primeras fosas comunes para sepultar a más de 25 mil judíos masacrados.

Hacia 1945, Boris y su padre arriban a un campo de concentración, poco antes de que lleguen las tropas estadunidenses. Sin embargo, días antes los nazis forzaron a los judíos a hacer La marcha de la muerte, donde los hicieron caminar sin abrigo, bajo condiciones climáticas terribles y donde murió buena parte de los judíos. Al parecer, aquel día Boris estaba enfermo, se quedó escondido con su padre y lograron sobrevivir, comenta el curador.

Finalmente, ambos se trasladan a Alemania, encuentran trabajo y su hermana que sobrevivió al genocidio, luego de mudarse a Italia, los envía a Nueva York, en 1946, donde inició su diáspora artística.

Al llegar a Nueva York, Boris Lurie quedó afectado por el choque cultural, “dado que no comprendía a esa cultura de la abundancia y que invisibilizaba y silenciaba el drama del Holocausto, pues EU recibió a muchos judíos, pero el precio que pagaban era el silencio, ante lo cual Boris no pactó y volcó toda esa incomodidad en su obra.

A lo largo de esta muestra, abundó Valdés Piñeiro, se podrán ver los cuatro momentos esenciales en la obra del artista. El primero se titula Fragmentos de la guerra compuesto de dibujos tras el Holocausto. “Son dibujos fechados en 1946, fragmentados y de pequeño formato, casi como diarios, llenos de imágenes expresionistas, de miedos y oscuridad”.

La segunda unidad recupera sus pasos por Nueva York, cuando compra óleos y lienzos para hace obras de gran formato y plasma la serie Dismembered women (Mujeres desmembradas), que retrata al cuerpo fragmentado, recuperando el dolor terrible por la pérdida de las mujeres de su familia”.

Le sigue Pop art es barbarie, que contiene piezas de su etapa más conocida, cuando postuló el No! Art Movement, con collages que critican el american way of life y el cinismo que subyace debajo del sistema capitalista para él, y cierra con Estrellas heridas, obras de los años 70, donde aparece la estrella de David.

UN ESPACIO CON FACETA INMERSIVA
Con la inauguración de las exposiciones Concierto Barroco Tridimensional, Fragmentos de las Cuatro Estaciones de Vivaldi e Hipnerotomagia y Sentido, inspirada en la obra de Pedro Friedeberg, fue reabierto ayer el Museo Internacional del Barroco, en Puebla, que, de acuerdo con Catalina Ortiz, directora de los museos de Puebla, combina y maximiza la arquitectura.

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