«Debido a nuestras raíces comunes, un cristiano no puede ser antisemita». Lo dijo Papa Francisco durante la audiencia que concedió al International Jewish Committee on Interreligious Consultations, ante el que insistió sobre el valor de la declaración del Concilio “Nostra Aetate” y sobre la postura de la Iglesia que «condena firmemente los odios, las persecuciones y todas las manifestaciones de antisemitismo».
También recordó el «impulso» que dieron sus predecesores al diálogo, con «gestos y documentos». Papa Francisco recordó que desde que fue elegido ya «ha tenido modo de encontrar a ilustres personalidades del mundo judío; sin embargo –comentó– esta es la priemra ocasión para conversar» con un grupo tan representativo.El cuarto capítulo de la “Nostra Aetate”, recordó el Pontífice, «representa para la Iglesia católica un punto de referencia fundamental para las relaciones con el pueblo judío»: «la Iglesia reconoce que los comienzos de su fe se encuentran ya en los patriarcas, en Moisés, en los profetas» y ha citado a «San Pablo, según quien los dones y la llamada de Dios son irrevocables, y condena firmemente los odios, las persecuciones y todas las manifestaciones de antisemitismo».
Después de haber recordado que un «cristiano no puede ser antisemita», el Papa se refirió al impulso que dieron sus predecesores, con gestos y documentos, al «camino de mayor conocimiento y comprensión recíproca» durante las últimas décadas. Por todo esto, subrayó, «debemos agradecer sinceramente al Señor». Después, el Papa Francisco recordó las buenas realciones de «sincera amistad» con algunos exponentes del mundo judío cuando era arzobispo de Buenos Aires.
«En un mundo, en muchos aspectos, secularizado –prosiguió–, he dialogado con ellos en muchas ocasiones sobre los desafíos comunes que tienen judíos y cristianos, pero, sobre todo, hemos apreciado la presencia del otro y viceversa, nos hemos enriquecido recíprocamente y dado acogida recíproca, y esto nos ha ayudado a crecer como hombres y como creyentes». «En otras partes del mundo –dijo– sucede la misma cosa y estas relaciones de amistad constituyen la base del diálogo que se desarrolla a nivel oficial».
Para concluir, el Papa invitó a buscar de involucrar en el diálogo a las nuevas generaciones, y recordó que la humanidad y la paz necesitan el testimonio común de los judíos y de los cristianos. El Papa Bergoglio concluyó pidiendo que rezaran por él y, a su vez, aseguró sus oraciones. Papa Francisco: Un cristiano no puede ser antisemita.
Papa Francisco recordó que desde que fue elegido ya «ha tenido modo de encontrar a ilustres personalidades del mundo judío; sin embargo –comentó– esta es la priemra ocasión para conversar» con un grupo tan representativo. El cuarto capítulo de la “Nostra Aetate”, recordó el Pontífice, «representa para la Iglesia católica un punto de referencia fundamental para las relaciones con el pueblo judío»: «la Iglesia reconoce que los comienzos de su fe se encuentran ya en los patriarcas, en Moisés, en los profetas» y ha citado a «San Pablo, según quien los dones y la llamada de Dios son irrevocables, y condena firmemente los odios, las persecuciones y todas las manifestaciones de antisemitismo».
Después de haber recordado que un «cristiano no puede ser antisemita», el Papa se refirió al impulso que dieron sus predecesores, con gestos y documentos, al «camino de mayor conocimiento y comprensión recíproca» durante las últimas décadas. Por todo esto, subrayó, «debemos agradecer sinceramente al Señor». Después, el Papa Francisco recordó las buenas realciones de «sincera amistad» con algunos exponentes del mundo judío cuando era arzobispo de Buenos Aires.
«En un mundo, en muchos aspectos, secularizado –prosiguió–, he dialogado con ellos en muchas ocasiones sobre los desafíos comunes que tienen judíos y cristianos, pero, sobre todo, hemos apreciado la presencia del otro y viceversa, nos hemos enriquecido recíprocamente y dado acogida recíproca, y esto nos ha ayudado a crecer como hombres y como creyentes». «En otras partes del mundo –dijo– sucede la misma cosa y estas relaciones de amistad constituyen la base del diálogo que se desarrolla a nivel oficial».
Para concluir, el Papa invitó a buscar de involucrar en el diálogo a las nuevas generaciones, y recordó que la humanidad y la paz necesitan el testimonio común de los judíos y de los cristianos. El Papa Bergoglio concluyó pidiendo que rezaran por él y, a su vez, aseguró sus oraciones.
Exacto.
“El que tenga oidos , para oir, oiga”