La Comunidad judía de Manchester se vio conmocionada al descubrir que el cementerio comunitario fue profanado.
Testigos presenciales informaron que decenas de lápidas estaban rotas y que esvásticas y consignas antisemitas fueron rociadas sobre las tumbas. Según contaron, al menos aproximadamente 70 tumbas fueron profanadas.
Los integrantes de la keilá se dirigieron a los trabajadores de la comunidad que llegaron a la zona y vieron con horror la devastación que tuvo lugar en el cementerio. La policía fue llamada a la escena e iniciaron una investigación sobre el suceso fatal.
La noticia de la profanación del cementerio se extendió como un reguero de pólvora en la comunidad judía local y decenas de miembros de familiares cuyos seres están enterrados en el sitio se presentaron para ver el daño grave. Para su asombro, algunas lápidas fueron destrozadas en pedazos y dispersadas en cualquier área del cementerio.
El alcalde y el jefe de la Policía local condenaron enérgicamente el grave caso, y se pidió a quien tenga datos, colaboración con la Policía.
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