Manuel Frías Alcaraz, un renombrado ingeniero mexicano con amplia experiencia en proyectos hidráulicos y de energía en su país, ha hecho una importante propuesta para resolver el problema del abasto de agua y energía como la base para la paz en el Oriente Medio.
Como se aprecia en el mapa 2, la propuesta de Frías para el Oriente Medio consiste en un programa de transferencia de agua, que canalizaría el vital líquido desde el mar Caspio para abastecer a las zonas occidentales, que sufren de escasez. La región presenta muchas cuestiones geofísicas, como indica Frías. El mar Caspio tiene tres veces menos sal que el agua de mar, pero aún contiene 11.000 partes por millón. Y, a escala continental, tenemos las consecuencias del transvase de agua a gran escala.
El mar Caspio es el lago cerrado (sin conexión al océano) más grande del planeta, en cuanto a volumen y área que cubre. Se localiza en una región tectónica sumamente activa (con grandes depósitos de gas y petróleo) y su nivel ha variado mucho con el tiempo en períodos de milenios, así como en décadas y siglos, fenómeno que a veces tiene explicaciones contradictorias entre sí. Pero cualquiera que sea la hidrodinámica del fenómeno, el desviar las aguas del Caspio requiere considerar las consecuencias que acarrearía para los asentamientos ribereños, la zoología del lugar y otras cuestiones; en particular el flujo de agua. Cinco ríos, principalmente el Volga, descargan el 90% del agua que recibe el Caspio.
Los soviéticos tenían planes para aprovechar el flujo de algunos ríos que desembocan en el océano Ártico para ampliar el flujo hacia los mares cerrados (el Caspio, el Aral y el lago Baikal), pero hasta la fecha esa es agua que se desperdicia. De más está decir que estos planes se detuvieron, y ahora el mar Aral está destruido. Así pues, ha llegado la hora de revivir los proyectos de ingeniería hidráulica a gran escala.
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