La visita del papa Francisco a Auschwitz-Birkenau el viernes incluyó una reunión con 25 polacos cristianos que rescataron a judíos durante el Holocausto, un encuentro de gran simbolismo que no hubiera sido posible sin la ayuda del rabino principal de Polonia.
El rabino Michael Schudrich, oriundo de la ciudad de Nueva York y cuyos abuelos habían emigrado de Polonia, desde hace tiempo ansiaba organizar un encuentro en Polonia entre el papa y los pocos polacos que aún viven y que arriesgaron sus vidas para salvar a judíos durante el genocidio.
El instituto Yad Vashem en Israel ha nombrado 6.620 cristianos polacos que considera “Nobles entre las Naciones” por haber arriesgado la vida para ayudar a judíos. Hoy en día quedan menos de 240.
Rendir tributo a ese sacrificio es una de las misiones más importantes de Schudrich como líder espiritual de la comunidad judía de Polonia, y con frecuencia suele decir que jamás se puede hacer demasiado para ayudarlos.
En una entrevista telefónica con The Associated Press el viernes, Shudrich dijo que el encuentro del pontífice con los sobrevivientes fue “algo en lo que desde hace tiempo yo he estado pensando: ¿qué tipo de obsequio se les puede dar, que no sea algo material? ¿cómo agradecerles?”
Destacó que una organización estadounidense, la Fundación Judía para los Nobles, les ofrece algo de asistencia financiera, “pero yo quería darles un obsequio espiritual, y pensé que una bendición especial del papa les haría sentirse honrados por su increíble humanidad y fortaleza moral”, explicó.
Narró que llamó a jerarcas de la Iglesia hace varios meses para ver si se podía organizar el encuentro con el papa cuando visitaría Polonia.
Les gustó la idea y se dedicaron a organizar el evento, que tuvo lugar el viernes durante la visita del papa a Auschwitz-Birkenau.
Schudrich había intentado organizar un encuentro entre los salvadores de judíos y el papa Benedicto XVI cuando Benedicto visitó Polonia en el 2006, pero no fue posible. Juan Pablo II se reunió con algunos durante su papado, pero en el Vaticano. Esta es la primera vez que ocurre algo así en el lugar de uno de los campos de exterminio.
Francisco se reunió con cada uno de ellos de manera individual, y a cada uno le otorgó un pequeño obsequio, en una pequeña cajita roja.
Schudrich dijo que estaba agradecido al papa por haberse reunido con los salvadores de judíos, y que apreciaba su homenaje en silencio a las víctimas de Auschwitz-Birkenau.
Tras el evento, cuando se reunió en privado con Francisco, le dijo: “Gracias por sus oraciones silenciosas”.
Narró que el papa le respondió “Rece por mí”.
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