Mientras los talibanes se apoderan del país, se desconoce el destino del último judío que queda en Afganistán.
Zabulon Simantov, de 62 años, vivía en la capital, Kabul, y se desempeñaba como cuidador de la sinagoga de la ciudad antes de que Kabul cayera ayer en manos de las fuerzas talibanes.
Simantov había anunciado en marzo de este año que abandonaría definitivamente el país tras las Altas Fiestas judías de septiembre, alegando el temor a una posible toma de poder por parte de los talibanes tras la retirada de Estados Unidos de Afganistán.
“Si los talibanes regresan, nos van a echar con una bofetada en la cara”, dijo a Radio Free Europe.
Ayer, los temores de Simantov se hicieron realidad, ya que las fuerzas talibanes entraron en la capital y tomaron el control del presidente Ashraf Ghani, que huyó del país. La toma del poder se produce tres semanas antes del comienzo de las Altas Fiestas y casi dos meses antes de que Simantov dijera que abandonaría el país.
Iba a trasladarse a Israel para estar con su mujer y sus dos hijas, que viven en Israel desde 1998.
Se desconoce el paradero actual de Simantov, y en las redes sociales se expresa la preocupación por su suerte.
“¿Alguien más está sentado en su sofá llorando porque tiene miedo por Zebulon Simantov?”, preguntó un usuario de Twitter, y otros dijeron que están rezando por su seguridad.
Con su marcha, la sinagoga cerrará y 2.000 años de historia judía en Afganistán llegarán a su fin. Se calcula que a principios del siglo XX vivían en Afganistán unos 40.000 judíos.
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