Tres horas después, 49 personas, además del atacante, eran asesinadas y otras 53 quedaron heridas. Las autoridades de esta ciudad de Florida identificaron ya a 48 de las víctimas mortales, que en su gran mayoría tenían apellidos latinos.
El grupo yihadista Estado Islámico se atribuyó el ataque y presentó a Omar Mateen como “uno de los soldados del califato en Estados Unidos”.
Pero el FBI sigue investigando si Mateen, nacido en Nueva York hace 29 años, era un yihadista en una misión o un “lobo solitario” inspirado por la propaganda radical islámica para llevar a cabo lo que el presidente Barack Obama denunció como un “acto de terror y un acto de odio”.
“Por ahora, no vemos ninguna indicación de que esto fuera un ataque dirigido desde el exterior y no vemos ninguna indicación de que él formara parte de ninguna red terrorista”, dijo el director del FBI, James Comey.
Pero Comey dijo que el FBI estaba “altamente seguro” de que Mateen se “radicalizó” al menos en parte a través de internet y que manifestó trabajar para el líder de ISIS, Abu Bakr al Baghdadi, en una serie de llamadas durante el ataque.
“Y por supuesto, estamos tratando de entender qué rol pudo haber jugado en la motivación de estos ataques la intolerancia antigay”, señaló, subrayando que la investigación aún está en su fase preliminar.
El ataque despertó la condena mundial pero también puso bajo la lupa la estrategia antiterrorista estadounidense y las leyes sobre armas. El sospechoso pudo comprar legalmente un rifle y una pistola a pesar de haber levantado alarmas.
El FBI admitió que previamente había investigado a Mateen, quien vivía en Port St. Lucie, Florida, a unas dos horas en automóvil de Orlando, pero lo exculpó de lazos extremistas.
Atacante frío y metódico
Familiares y conocidos describieron a un hombre violento e inestable que había golpeado a su ex esposa y expresado comentarios homófobos.
Uno de los heridos, Ángel Colón Jr., de 26 años, le contó a su padre que el agresor era frío y actuó de forma metódica, hasta que irrumpió un equipo de las fuerzas especiales, que lo enfrentó hasta matarlo.
“Pasaba delante de cada persona que estaba tirada en el suelo y le disparaba para asegurarse de que estuviera muerta”, explicó su padre, que también se llama Ángel Colón, al salir del hospital Orlando Regional Medical Center.
El presidente Barack Obama, líderes musulmanes de Estados Unidos, el papa Francisco y dirigentes de todo el mundo condenaron el ataque, considerado el peor acto terrorista en suelo estadounidense desde los del 11 de setiembre de 2001.
De forma simbólica, la Torre Eiffel de la capital francesa y el Empire State en Nueva York se iluminaron la noche de este lunes con los colores de la bandera arcoiris, adoptada por los grupos gays.
Vigilias de solidaridad se realizaron en Estados Unidos y el extranjero. Más de 100.000 personas marcharon en Los Ángeles en una parada ya programada.
Pero el duelo nacional no sobrevivió mucho tiempo, en momentos en que se intensifica la campaña de cara a las elecciones presidenciales de noviembre.
El virtual candidato republicano Donald Trump redobló su propuesta de prohibir el ingreso de musulmanes a Estados Unidos, llamando a “suspender la inmigración” proveniente de países con “historia de terrorismo”. “Si no nos volvemos duros, si no nos volvemos inteligentes y rápidamente, no tendremos más a nuestro país”, señaló Trump en un discurso en New Hampshire (noreste).
La demócrata Hillary Clinton prometió luchar contra el fenómeno de la “autorradicalización” y también regular el acceso a las armas. “Es esencial que impidamos a los terroristas obtener las herramientas para llevar a cabo sus ataques. (…) Creo que las armas de guerra no tienen cabida en nuestras calles”, señaló.
“Si el FBI te vigila por sospechas de lazos terroristas, no deberías poder simplemente comprar un arma sin ningún tipo de preguntas”, dijo Clinton en Cleveland (norte).
Chalecos bomba
Testigos recuerdan escenas de caos, cuerpos cayendo y sangre por doquier a medida que la fiesta se convertía en tragedia en el recinto cerrado.
“Era un caos completo”, dijo el joven Janiel Gonzalez a la AFP. “La gente gritaba ‘ayúdenme, ayúdenme, estoy atrapado'”.
El jefe de la Policía de Orlando, John Mina, dijo que tomó la “difícil” decisión de asaltar el club después de que Mateen mencionara por teléfono “chalecos bomba” y “explosivos”.
Un blindado policial arrasó una pared e irrumpió en el lugar, y más agentes se sumaron al tiroteo que culminó con la muerte del atacante. “Sabíamos que era la decisión correcta y creemos que previnimos una eventual pérdida de vidas y salvamos muchas, muchas vidas”, dijo Mina en rueda de prensa este lunes.
Y según ustedes si las tenía, yo creo que en este caso no le busquen chichis a las víboras, era un gringo loco como hay muchos.