El expresidente egipcio Mohamed Mursi fue enterrado hoy en El Cairoacompañado de su familia, un día después de morir durante un juicio, mientras que la ONU exigió a al gobierno una investigación ‘imparcial y transparente’ sobre el caso.
Hemos lavado su cadáver en el hospital de la cárcel de Tora. Le hemos rezado dentro de la mezquita de la cárcel”, escribió en su cuenta de Facebook Ahmed Mursi, uno de los hijos del depuesto presidente del grupo islamista de los Hermanos Musulmanes.
La familia se dirigió hacia el cementerio a alrededor de las 04.15, hora local (02.15 GMT) donde el funeral duró casi 45 minutos”, relató uno de los letrados de Mursi, Abdelmoneim Abdelmaqsud, que estuvo presente en el lugar.
El abogado dijo que unas 10 personas fueron autorizadas por las fuerzas de seguridad a acudir al rito funerario, entre ellos Osama, uno de los hijos de Mursi, y otros miembros de la familia.
Tanto Ahmed como su hermano Abdulá expresaron que el último adiós a su padre se ha realizado en la capital egipcia porque “las autoridades de seguridad rechazaron enterrarle en el cementerio de la familia en Al Sharqia”.
El abogado Abdelmaqsud señaló que “las fuerzas de seguridad les informaron de que había dificultades para enterrarlo en Al Sharqia y pidieron a la familia que eligiera otro lugar”.
Por ello, decidieron darle sepultura en “el cementerio de los líderes espirituales” de los Hermanos Musulmanes “en la zona de Al Wafaa u al Amal”, en Nasr City, en el este de El Cairo, donde el último líder de la cofradía que fue enterrado allí fue Mohamed Mahdi Akef, en 2017, precisó.
Mursi, primer presidente de Egipto elegido democráticamente en las urnas en 2012, falleció ayer tras seis años de detención casi en aislamiento y sin acceso a tratamiento médico adecuado, castigado tras su derrocamiento en el golpe de Estado militar de julio de 2013.
El exmandatario de 67 años de edad falleció ante un tribunal de El Cairo, donde estaba asistiendo a una sesión del juicio contra él por cargos de espionaje, en uno de los tantos procesos judiciales abiertos en contra del islamista después de su caída en desgracia.
La Fiscalía anunció ayer que se ha establecido una investigación forense para determinar las causas del deceso y poco después dijo que habían otorgado el permiso para enterrarlo, que según el islam debe tener lugar en el menor tiempo posible después de la defunción.
El letrado indicó que la familia desconoce los motivos de su fallecimiento y que no tenía información sobre el estado de salud de Mursi, pues la última visita de su equipo de abogados a la prisión fue hace un año y medio.
Sí aseveró que Mursi “no ha recibido atención médica” durante los seis años que ha estado confinado en la prisión egipcia y que padecía “varias enfermedades”.
Por el momento, se conoce, según la Fiscalía General, que Mursi se desmayó dentro de la jaula de los acusados y fue trasladado directamente al hospital, adonde ingresó cadáver, sin “heridas recientes a la vista”.
GOBIERNO NIEGA ABANDONO
Pero el gobierno egipcio salió al paso de las críticas y denuncias sobre la falta de atención médica y la mala situación de salud del expresidente.
El Servicio de Información del Estado (SIS) criticó a la organización Human Rights Watch (HRW) que ayer aseguró que la muerte de Mursi era “completamente predecible” a través de su directora regional, Sarah Leah Whitson.
La activista señaló en Twitter que la muerte de Mursi era “terrible pero COMPLETAMENTE predecible”, ante la falta de permiso por parte del Gobierno “para darle adecuada atención médica, y mucho menos visitas familiares”.
El SIS replicó en un comunicado difundido por medios egipcios tildando los comentarios de “falsas denuncias que reafirman la tradición de circular mentiras”.
Acusa a Whitson de “asumir prematuramente que Mursi murió por negligencia médica sin aportar ninguna evidencia o prueba” y dice que el último reporte de HRW sobre la situación de salud del expresidente fue en junio de 2017.
Entonces, señala el SIS, HRW denunció violaciones del derecho de Mursi a tener una atención médica adecuada, algo que fue desmentido por un reporte oficial en el que decía que el líder islamista estaba bien de salud y solo tenía diabetes.
Desde entonces, HRW no había dicho nada, anota el organismo oficial, que entiende que ese silencio implica aceptar la normalidad de la situación de salud del expresidente.
El SIS asegura que la última petición de Mursi presentada ante el tribunal fue el 19 de noviembre de 2017, pidiendo ser atendido por cuenta propia y que el tribunal aceptó la petición.
Varios medios presentan hoy informaciones en base a “una fuente” diciendo que Mursi estaba siendo bien tratado.
Al Watan indica que la fuente reveló que Mursi recibía constante atención médica y no se escatimaba en relación a su situación de salud dentro y fuera de la presión, al asegurar que había colaboración de la administración de la cárcel donde se encontraba (la de Tora) con varios hospitales.
La fuente se refiere a varias atenciones que recibió, aunque todas fechadas en 2017.
El diario Egypt Today también cita a una “fuente” la cual señala que “la salud de Mursi había sido revisada periódicamente por los médicos”, sin añadir más detalles.
Varios organismos de derechos humanos y la propia familia han denunciado en los últimos años el mal estado de salud del primer presidente egipcio elegido democráticamente, depuesto en un golpe de estado por su entonces ministro de Defensa y hoy presidente, Abdelfatah al Sisi.
Algunos de ellos, como Amnistía Internacional (AI) o el Instituto de El Cairo para Estudios de Derechos Humanos (CIHRS) han pedido ya una investigación independiente para determinar las causas de la muerte de Mursi.
El director del CIHRS, Bahey Eldin Hasan, recordó ayer que el año pasado el CIHRS publicó un informe sobre la salud de Mursi en el que cuatro organizaciones no gubernamentales llamaban a la comunidad internacional a “salvar la vida” del expresidente.
LA ONU ALZA LA VOZ
La Oficina de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos pidió hoy que la muerte del expresidente egipcio Mohamed Mursi, fallecido este lunes cuando comparecía ante un tribunal en El Cairo, sea investigada de forma “rápida, imparcial y transparente” por autoridades independientes.
Al encontrarse bajo custodia de las autoridades egipcias en el momento de su muerte, el Estado es responsable de garantizar que (Mursi) fue tratado humanamente, por lo que cualquier muerte en estas circunstancias debe investigarse de forma pronta, imparcial, profunda y transparente”, señaló el portavoz Rupert Colville.
La fuente oficial añadió que ya antes se había expresado preocupación por las condiciones en las que Mursi permanecía detenido desde hacía casi seis años, así como dudas respecto al acceso del expresidente a cuidados médicos adecuados, visitas de familiares y de sus abogados.
La investigación, por tanto, debería tener en cuenta todos los aspectos del tratamiento de las autoridades hacia Mursi, con el fin de analizar si las condiciones de su detención tuvieron alguna influencia en su muerte”, señaló el portavoz.
El portavoz de la oficina que dirige la alta comisionada Michelle Bachelet (quien inicia este miércoles una visita oficial a Venezuela) subrayó que las investigaciones deben ser acometidas por autoridades independientes de aquéllas que supervisaron la detención del expresidente egipcio.
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