Una de las elecciones más importantes para el judaísmo a nivel mundial comenzarán el próximo lunes en medio de una gran agitación, sentando las bases para un nuevo capítulo en la historia del sionismo. El Congreso Sionista Mundial celebrará sus primeras elecciones desde la masacre del 7 de octubre, la crisis de la reforma judicial israelí de 2023 y el final de la pandemia del coronavirus de 2020.
Ante tales desafíos, las instituciones fundacionales del sionismo aumentaron su compromiso, al mismo tiempo que la relación de los judíos israelíes con los de la diáspora adquirió cada vez más importancia, con nuevas facciones y movimientos que compiten por la representación.
A pesar de la mayor participación de la diáspora y de los problemas a los que se enfrenta el pueblo judío, las elecciones y el próximo Congreso son un espejo de los retos a los que se enfrenta la sociedad israelí.
El Congreso Sionista Mundial, creado por Theodor Herzl en 1897 para poner en marcha el proyecto sionista moderno, reúne a líderes judíos de todo el mundo en Jerusalem para debatir la agenda en curso.
El Congreso influye en instituciones sionistas relevantes de Israel, como la Organización Sionista Mundial (OSM), la Agencia Judía para Israel, el Keren Kayemet LeIsrael (KKL) y el Keren Hayesod.
El Congreso, que cuenta con 500 delegados, de los cuales un tercio procede de Israel, un tercio de Estados Unidos y el resto de la diáspora, se reunirá el 28 de octubre.
Las elecciones, por su parte, se desarrollarán en Estados Unidos del 10 de marzo al 4 de mayo, y los judíos estadounidenses mayores de 18 años podrán votar por Internet o en papel a 2.900 candidatos de 22 listas.
El director ejecutivo del Movimiento Sionista Estadounidense, Herbert Block, cuya organización supervisará el proceso electoral, aseveró que espera que cada judío estadounidense pueda encontrar una lista que lo atrajera. Entre las opciones hay partidos afiliados a confesiones religiosas mundiales, algunos afiliados a partidos políticos israelíes y otros desconectados y exclusivamente estadounidenses.
‘‘Estas elecciones son la mayor oportunidad democrática judía de base para hacer escuchar la voz de la gente sobre cuestiones que afectan a la comunidad judía’’, expresó Block.
Asimismo, Block afirmó que espera una gran participación y, basándose en los primeros indicadores, muchas de las figuras del sistema del Congreso creen que verán una oleada de participación tras el pogromo del 7 de octubre de 2023.
Por su parte, el presidente de la OSM, Yaakov Hagoel, estableció un paralelismo entre el congreso de 2025 y los primeros congresos tras el Holocausto y la creación del Estado de Israel.
En la misma línea, el jefe del Departamento de Organización y Conexión con Israelíes en el Extranjero de la OSM y ex subdirector general del Movimiento Israelí para el Judaísmo Reformista y Progresista, Gusti Yehoshua Braverman, señaló que el pueblo judío todavía se enfrenta a las repercusiones del 7 de octubre.
Los rehenes seguían retenidos en Gaza y, tras el ataque, se produjo una oleada de antisemitismo en la diáspora. La masacre dirigida por Hamás no fue sólo un ataque contra Israel, sino contra los judíos, agregó.
‘‘Por supuesto que es una llamada de atención para todos nosotros de que Israel no debe darse por sentado’’, aseguró Braverman.
Hagoel, que es miembro del movimiento Likud (el partido oficialista de Israel, liderado por Netanyahu), remarcó que, tras los sucesos de octubre de 2023, había una ‘‘necesidad de agudizar nuestra atención y pensar en los retos que tenemos por delante’’.
‘‘Estos momentos representan entendimientos cruciales para nosotros. Creo que si podemos establecer una base sólida, debemos organizar un congreso que no se limite a debatir, sino que esboce tareas procesables para los dirigentes del pueblo judío. Podemos dirigirnos hacia mejores resultados. Realmente veo el congreso como un momento crucial en la historia del pueblo de Israel’’, añadió Hagoel.
A partir de los retos y la tragedia de los últimos cinco años, Hagoel también vio oportunidades en la mayor implicación de los judíos en su deseo de proteger el futuro del pueblo judío. El objetivo, detalló, era implicar al mayor número posible de personas.
‘‘Hay una verdadera sed entre la gente de conexiones más profundas con el judaísmo, de más Israel, de querer conectarse, aunque de una manera que se alinee con sus creencias personales’’, destacó el presidente de la OSM.
Con respecto a la participación, Hagoel dijo que esperaba que se duplique la del último congreso, de 120.000 votantes, y que se superen los 200.000.
El presidente ejecutivo de Mizrahi Mundial, el rabino Doron Pérez, que representa a una de las facciones principales en las elecciones, fue más optimista aún, estimando que podría haber una participación de hasta un cuarto de millón de votantes.
Según Hagoel, el entusiasmo por las elecciones fue especialmente fuerte en países como Canadá, Francia y Australia, estados sacudidos por una escalada del antisemitismo.
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