El juicio contra el ex presidente de Túnez Zine al Abidine Ben Alí, derrocado en enero pasado tras la revuelta popular, iniciará la próxima semana por homicidio involuntario, tráfico de drogas y conspiración contra el Estado, confirmó hoy el gobierno interino.
‘El proceso contra el ex dictador (Ben Ali) comenzará el próximo lunes 20 de junio’, indicó el primer ministro interino de Túnez, Beji Caid Sebsi, según un reporte de la agencia oficial de noticias tunecina TAP.
El jefe de gobierno en funciones destacó que el ex presidente será juzgado en ausencia debido a que el gobierno de Arabia Saudita, donde se encuentra refugiado, no ha respondido a la solicitud de extradición emitida por el gobierno interino.
Ben Ali huyó a la ciudad saudita de Jeddah, tras su caída del 14 de enero pasado en medio de movilizaciones de protesta en su contra, conocidas como la Revolución Jazmín, que alentó el despertar en el mundo árabe.
Caid Sebsi explicó que el derrocado ex presidente tunecino será juzgado en un tribunal militar y uno civil, ya que pesan en su contra diversos cargos, no sólo por conspiración contra el Estado.
Además de rebelión, homicidio involuntario y conspiración contra el Estado, Ben Ali debe de responder sobre el origen de 27 millones de dólares en efectivo y dos kilogramos de drogas encontrados en el palacio presidencial, tras su huida a Arabia Saudita.
El depuesto dictador tunecino también podría enfrentar cargos por asesinato, abuso de poder, lavado de dinero y el tráfico de objetos arqueológicos, destacó el reporte de TAP.
El anuncio del inicio del juicio contra el ex presidente de Túnez fue recibido con beneplácito por líderes políticos y dirigentes de grupos sociales, que la calificaron como la consolidación de su revolución, y pidieron todo el peso de la ley contra Ben Ali y su esposa, Leila.
El ministerio tunecino de Justicia dijo a fines de mayo pasado que la ex pareja presidencial sería juzgada “próximamente”, lo que desato la reacción inmediata de Ben Ali, a través de su abogado, el francés Jean-Yves Le Borgne.
“El juicio es una farsa con un único significado: ilustrar una ruptura simbólica con el pasado”, afirmó el defensor, tras asegurar que el derrocado mandatario no tiene ni los bienes y cuentas bancarias que se le han atribuido.
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