Los judíos se asentaron en Salónica desde el siglo III, y a lo largo de los siglos emigraron a ella judíos de muchos lugares. Los llegados de España por la expulsión de 1492 la convirtieron en un centro judío y en una de las más importantes “ciudades madres de Israel” en los siglos XVI-XVIII. La mayoría de los judíos de Salónica hablaban judeoespañol. A lo largo de los siglos se fue desarrollando una cultura local única. Los judíos de la ciudad vivían junto a los habitantes cristianos y musulmanes, griegos, turcos, eslavos, etc. La población judía encontraba el sustento en el comercio y las artesanías y en servicios variados; en el puerto de Salónica, por ejm., la mayoría de los estibadores eran judíos y se cerraba los sábados y los días de festividades judías. La ciudad era también un centro espiritual y sede de rabinos y sabios talmúdicos. Durante los siglos XIX y XX Salónica pasó por procesos de modernización, en los cuales los judíos ocuparon un lugar eminente. En esa época establecieron escuelas comunitarias, se publicaron decenas de periódicos en ladino y francés, e incluso funcionaron asociaciones de difusión del hebreo y agrupaciones políticas de distinto tipo.
En 1912 la ciudad fue conquistada por los griegos. Por esa época había en Salónica 80.000 judíos, que constituían el 46% de la población. El gobierno griego instituyó una política de helenización que perjudicó el estatus y la libertad de ocupación de los judíos.
En el otoño de 1918, estalló un movimiento espontáneo entre la comunidad judía de Salónica para organizar un batallón del Cuerpo de Voluntarios Judíos de Salónica para enviarlo a lo que entonces era el Mandato Británico de Palestina. Una vez conocida como La Madre de Israel y la Jerusalén de los Balcanes, Salónica contaba con una comunidad sefaradí de más de 50.000 personas, con docenas de sinagogas, instituciones comunitarias, escuelas y periódicos sefardíes.
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