A pesar de ser relativamente joven, él era uno de los líderes más destacados del movimiento Laborismo Sionista. Mantuvo un número de puestos que hicieron que estuviera en medio de controversias, lo que significó que la mayoría de las explicaciones sobre su asesinato viraron en torno a la política. Desafortunadamente, ocho décadas después, las circunstancias de su muerte, y el misterio que lo rodea, siguen siendo lo único conocido sobre Arlosoroff por algunos.
Tres hombres asociados con el Movimiento Revisionista fueron enjuiciados luego del asesinato. Uno de ellos fue hallado culpable pero fue liberado y declarado inocente tras una apelación. Los otros dos fueron puestos en libertad inmediatamente, informó Haaretz.
Hasta el día de hoy no se sabe quién mató a Arlosoroff y por qué. Sin embargo, por décadas fue fuente de una amarga enemistad entre los laboristas y los revisionistas. En 1982, cuando Menachem Begin, seguidor de Jabotinsky, se convirtió en primer ministro, él designó a un ex juez de la Corte Suprema para que llevara a cabo una investigación oficial sobre el crimen, pero esta arrojó datos inconclusos.
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