Durante la mitad del siglo XX, Hollywood vivió un periodo de intensa represión conocido como la lista negra, que marcó a muchos de sus profesionales. Esta práctica consistió en la exclusión laboral de guionistas, actores, directores y otros trabajadores del entretenimiento, bajo la sospecha de vínculos comunistas. Este fenómeno se intensificó entre finales de los años 1940 y finales de los 1950, afectando gravemente las carreras de decenas de artistas.
El 20 de octubre de 1947, se inicia en Washington el célebre pánico anticomunista, (Red Scare) cuando un comité del Congreso comienza a indagar sobre la influencia del comunismo en una de las comunidades más populares: Hollywood.
La lista negra comenzó a tomar forma el 24 de noviembre de 1947, cuando diez figuras de la industria, conocidos como los “Diez de Hollywood”, fueron citados por el Comité de Actividades Antiestadounidenses (HUAC) tras negarse a testificar sobre sus supuestos vínculos con el Partido Comunista. A raíz de esto, los estudios de cine se unieron en una declaración que sentó las bases para la represión sistemática.
El 22 de junio de 1950, el panfleto Red Channels identificó a 151 profesionales de la industria como “simpatizantes comunistas”, lo que llevó a muchos a ser excluidos de empleos en Hollywood. Aunque la lista negra comenzó a desvanecerse a principios de la década de 1960, algunos artistas siguieron sufriendo las consecuencias durante años.
Los orígenes de este fenómeno se pueden rastrear hasta la década de 1930, cuando las tensiones laborales y el temor al comunismo comenzaron a tomar forma. Las audiencias del HUAC revelaron un ambiente de paranoia en Hollywood, donde figuras como Walt Disney y Ronald Reagan denunciaron la influencia comunista en la industria.
A pesar de la presión, varios actores y directores se unieron para defender la libertad de expresión, aunque muchos se vieron obligados a distanciarse de los acusados por miedo a represalias. La negativa de diez artistas a colaborar con el HUAC marcó un hito, ya que desafiaron públicamente el proceso, pero fueron acusados de desacato al Congreso.
Este oscuro capítulo de la historia de Hollywood nos recuerda cómo el miedo y la política pueden afectar la creatividad y la libertad de expresión en el mundo del entretenimiento. A medida que la sociedad evoluciona, es crucial reflexionar sobre los errores del pasado para evitar que se repitan.
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