Hace 37 años, el 21 de noviembre de 1984, comenzó la secreta “Operación Moisés” (foto), que finalizó el 4 de enero de 1985 y llevó a Israel a 8.000 judíos de Etiopía, 1.500 de los cuales eran niños y jóvenes que viajaron sin sus padres, a pesar de la prohibición existente para su salida del país.
El operativo duró 45 días y recibió ese nombre en honor a quien lideró la salida de los Hijos de Israel de Egipto, miles de años antes, y como símbolo de una redención entendida como similar.
Durante generaciones, la comunidad etíope soñó con regresar a Israel, y ese anhelo comenzó a concretarse en 1975, cuando el Superior Rabinato la reconoció como tal.
Dos años después, Israel decidió llevarlos “a casa”, un proceso que le insumió 8 años.
Los interesados debieron atravesar diversas peripecias y peligros, que incluían llegar en pequeños grupos a la frontera con Sudán.
La mayoría recorrió el camino a pie y durante esas dos a cuatro semanas fue víctima de ataques y asaltos; unas 4.000 personas fallecieron en el intento.
Una vez en Sudán, los inmigrantes estuvieron un largo período en precarios campamentos de refugiados somalíes, donde muchos otros murieron.
El operativo se interrumpió cuando se hizo público y ante el temor a represalias en el mundo árabe del presidente de Sudán, que luego decidió romper relaciones con el Estado judío.
En mayo de 1991, Israel ejecutó la “Operación Salomón” y transportó, en 36 horas, a otros 14.200 judíos etíopes, todos los que quisieron retornar a Sión.
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