El 12 de agosto de 1952, trece intelectuales judíos fueron ejecutados en Moscú por órdenes del régimen estalinista en lo que se conoce como la “Noche de los Poetas Asesinados”. Uno de ellos fue el destacado poeta en lengua ídish David Hofstein, una de las figuras más representativas de la literatura judía soviética del siglo XX.
Nacido el 12 de junio de 1889 en Korostyshiv, cerca de Kiev, Hofstein recibió una educación judía tradicional y desde temprana edad comenzó a escribir poesía en hebreo, ruso, ucraniano e ídish. Fue testigo y víctima de los cambios radicales en Europa Oriental: desde los pogromos del movimiento Blanco hasta las esperanzas depositadas en la Revolución de Octubre, que inicialmente vio como un camino hacia la justicia social y la liberación del pueblo judío.
En 1920 se trasladó a Moscú, donde fue coeditor de la revista ídish Shtrom, última publicación judía de libre expresión bajo el régimen soviético. Su obra fue celebrada por su armonía, profundidad lírica y fidelidad a la herencia cultural judía. El poeta Shlomo Roitman lo describió como quien supo “trazar el curso de la sangre judía hasta Babilonia” sin perder su calor humano ni su alegría.
En 1925, Hofstein viajó a la entonces Palestina y escribió en los periódicos Haaretz y Davar, dejando testimonio de su conexión espiritual con la tierra de Israel. Nombró a sus hijos con nombres hebreos —Hillel, Shamai y Levi— como acto simbólico de fidelidad a su tradición.
Durante la Segunda Guerra Mundial fue miembro del Comité Judío Antifascista, creado para movilizar apoyo internacional contra el nazismo. Sin embargo, al concluir el conflicto, este mismo comité se convirtió en blanco del antisemitismo estatal soviético. En 1948, tras el reconocimiento inicial de Israel por la URSS, Stalin cambió de postura. Hofstein, junto con otros escritores como Peretz Markish y Leib Kvitko, fue arrestado, acusado de espionaje y nacionalismo burgués judío, y posteriormente ejecutado en secreto.
En 1958, seis años después de su muerte y tras la muerte de Stalin, Hofstein fue rehabilitado póstumamente. Ese mismo año se publicó una selección de sus poemas traducidos al ruso, gracias al apoyo de intelectuales como el poeta ucraniano Maksim Rylsky, quien escribió sobre él:
“Fue amado por todos los que aprecian en una persona la pureza de alma, la nobleza de sentimientos, la claridad y amplitud del pensamiento. Amaba a las personas y odiaba toda falsedad e hipocresía…”
David Hofstein representa una generación de artistas judíos que creyeron en un ideal de justicia, pero fueron traicionados por el mismo Estado que prometía igualdad. Su poesía, marcada por la tragedia de su tiempo, sigue siendo un testimonio de dignidad, identidad y resistencia cultural judía.
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