Hoy, 29 de noviembre, se cumple un nuevo aniversario desde que la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobaba la división del territorio del Mandato Británico en la Tierra de Israel en dos Estados nacionales, uno judío y otro árabe, mediante la Resolución Nº 181.
Esa resolución se tomó luego de un proceso iniciado a principios de ese año, cuando el Mandato Británico se dirigió a las autoridades de la organización internacional informándole que unilateralmente, renunciaba a seguir gobernando el territorio que le había asignado como Mandato por la Sociedad de las Naciones luego de concluir la Primera Guerra Mundial y que sus fuerzas se retirarían del mismo en las primeras horas del 15 de mayo de 1948, pues no podía solucionar la disputa entre judíos y árabes existente.
Ante esa renuncia, las Naciones Unidas nombró un Comité Especial con la misión de resolver esa disputa: The United Nations Special Committee on Palestine (Comité Especial para Palestina), conocido como UNSCOP (por su iniciales en inglés) compuesto por 11 países miembros de la organización internacional: Australia, Canadá, Checoslovaquia, Guatemala, Holanda, India, Irán, Perú, Suecia, Uruguay y Yugoslavia. La decisión de que no la integrara ninguna de las grandes potencias de ese momento se debió a la necesidad de garantizar la neutralidad del Comité.
El Comité estudió la situación durante varios meses, incluyendo un viaje a la región de varios de sus miembros a fin de entrevistar a los dirigentes de ambas comunidades. Durante esa visita se produjo el arribo del Éxodus y su posterior envió de regreso a Europa por decisión de las autoridades mandatarias, avalada en Londres por el gobierno del Reino Unido.
Después de varios meses la UNSCOP emitió un informe oficial el 31 de agosto de 1947. La mayoría de los países de la comisión recomendó la partición del Mandato a fin de que se crearan dos estados separados, uno árabe y otro judío, con Jerusalem bajo administración internacional.
Sostuvieron esa postura Canadá, Checoslovaquia, Guatemala, Holanda, Perú, Suecia y Uruguay; mientras que India, Irán y Yugoslavia apoyaron la creación de un único estado que incluyera ambos pueblos y Australia se abstuvo.
La resolución de la UNSCOP incluía un mapa de cómo estaría dividido el territorio del Mandato, en donde se hacía evidente que el correspondiente al pueblo judío estaba dividido en tres zonas separadas por vértices que lo hacían muy poco viable (y difícil de defender)
Ese dictamen fue puesto a consideración de la Asamblea General de las Naciones Unidas que sesionaría a fines de noviembre de 1947, e inmediatamente tanto las diversas instituciones mundiales del pueblo judío (Organización Sionista Mundial, Agencia Judía, Congreso Judío Mundial, etc.) como el liderazgo de las principales comunidades judías del mundo se abocaron a conseguir el voto positivo a la Partición de de los 57 estados que integraban las Naciones Unidas.
Por su parte los países árabes hacían lo propio para conseguir que la resolución de la UNSCOP fuera rechazada.
El 29 de noviembre de 1947 fue debatida la propuesta de la Partición de Palestina en una de las sesiones plenarias .de la Asamblea General de las Naciones Unidas y al ser puesta a votación recibió el voto positivo de 33 países, el negativo de 13 países mientras 10 se abstuvieron y uno estuvo ausente, constituyéndose en la Resolución Nº 181 de las Naciones Unidas.
Votaron a favor de la Partición: Australia, Bélgica, Bielorrusia, Bolivia, Brasil, Canadá, Checoslovaquia, Costa Rica, Dinamarca, República Dominicana, Ecuador, Estados Unidos, Filipinas, Francia, Guatemala, Haití, Holanda, Islandia, Liberia, Luxemburgo, Nueva Zelanda, Nicaragua, Noruega, Panamá, Paraguay, Perú, Polonia, Suecia, Sudáfrica, URSS, Ucrania, Uruguay y Venezuela. Se opusieron a la misma: Afganistán, Arabia Saudita, Cuba, Egipto, Grecia, India, Irán, Irak, Líbano, Pakistán, Siria, Turquía y Yemen. Se abstuvieron: Argentina, Colombia, Chile, China, El Salvador, Etiopía, Honduras, México, Reino Unido y Yugoslavia. Tailandia fue el país que no participó en la sesión plenaria.
Pese a la falta de continuidad territorial del territorio asignado a los judíos y al hecho de que un amplio porcentaje del mismo fuera el desierto del Negev, el liderazgo judío mundial consideró la aprobación de la Resolución 181 un gran triunfo, y la gran mayoría de los judíos del orbe lo celebraron, pues -con sus limitaciones y dificultades- establecía un Estado judío, en una pequeña parte de Eretz Israel.
Los líderes árabes se opusieron al plan argumentando que violaba los derechos de la población árabe, y la Liga Árabe resolvió rechazar frontalmente la de la ONU, advirtiendo que para evitar la ejecución del plan de Partición, emplearía todos los medios a su alcance, incluyendo la intervención armada. La amenaza árabe, que finalmente se cumplió, no tuvo ninguna respuesta por parte de Naciones Unidas.
En ningún documento de Naciones Unidas se menciona el “mandato británico sobre tierras de Israel”. Desde el punto de vista periodístico es una desviación de la verdad y de la historia de las relaciones internacionales. Siempre se ha dicho ·”Mandato sobre Palestina”·
Partición de Palestina en 1947
La Asamblea General de una joven Naciones Unidas (a dos años de su conformación luego de la IIGM) votó el día 29 de noviembre de 1947 lo que comúnmente se llamó desde el inicio “Partición de Palestina”. Se procuraba resolver el tema que provenía de la Sociedad de las Naciones fruto del “Tratado de Versailles (1919) que tenía el propósito de generar acciones por la paz, además de la enorme tarea de reorganizar el mapa de las relaciones internacionales una vez concluida la Gran Guerra (1914-1918). Estableció como un esquema de transición el Régimen de Mandatos. De ese modo Siria y Líbano y otros territorios de la región del M.O integraban el imperio otomano, que sucumbíó en la Primera Guerra Mundial. Si bien la expresión del sistema de mandatos suponía el accionar sobre un territorio y su pueblo de modo que pudieran alcanzar el grado de nación independiente y soberana, hay cierto escepticismo en cuanto a considerar que el sistema de mandatos contribuyó eficazmente con sus objetivos. Parecía más un “coloniaje”. En los casos de Líbano y Siria, por ejemplo, la mandataria, que era Francia, tuvo que aceptar las declaraciones respectivas de independencia 23 y 25 años después del inicio del sistema. En el caso de Palestina el mandato le fue conferido a Gran Bretaña. Y el “tema Palestina” le quema las manos a los ingleses por el continuo accionar de grupos judíos alzados en armas contra los personeros de la mandataria. El atentado al hotel King David en Jerusalén en julio de 1946 -donde estaba el centro de operaciones británicas en lo institucional y militar- causó más de 90 muertos y muchos heridos. Fue ejecutado por el grupo, Irgún Tzvai Leumi. Junto con otros, pretendía la gestión armada para lograr la independencia judía del régimen británico. Por ello, la brasa caliente que le dejan a la reciente ONU la “obliga” a dar solución al “problema palestino”. Encara un comité especial para Palestina, la UNSCOP (Por sus siglas en inglés) integrada por representantes de 11 países (Ni EEUU ni la URSS, inteligente decisión). Tras unos meses de gestión y recopilación de antecedentes, el 31 de agosto de 1947 hay una recomendación de mayoría de la UNSCOP (de 7 miembros): dos estados separados, uno árabe y el otro judío reservando para Jerusalén una administración internacional. La minoría de tres países proponía un único estado con los dos pueblos. Uno de los miembros se abstuvo. La Asamblea General, en una fecha como la de hoy, hace 73 años, definía el “Plan de partición de Palestina”.
“Error de juventud” de la ONU
Recién en el segundo año de su gestión la muy joven Naciones Unidas afronta la necesidad de resolver sobre la brasa caliente de Palestina. Crea la UNSCOP y olvida, la tinta demasiado fresca, el Ar. 73 del Capítulo XI de “Declaración relativa a territorios no autónomos”, de la “Carta Magna” de la organización internacional por excelencia “Los Miembros de las Naciones Unidas que tengan o asuman la responsabilidad de administrar territorios cuyos pueblos no hayan alcanzado todavía la plenitud del gobierno propio, reconocen el principio de que los intereses de los habitantes de esos territorios están por encima de todo, aceptan como un encargo sagrado la obligación de promover en todo lo posible, dentro del sistema de paz y de seguridad internacionales establecido por esta Carta, el bienestar de los habitantes de esos territorios, y asimismo se obligan: a. a asegurar, con el debido respeto a la cultura de los pueblos respectivos, su adelanto político, económico, social y educativo, el justo tratamiento de dichos pueblos y su protección contra todo abuso; b. a desarrollar el gobierno propio, a tener debidamente en cuenta las aspiraciones políticas de los pueblos, y a ayudarlos en el desenvolvimiento progresivo de sus libres instituciones políticas, de acuerdo con las circunstancias especiales de cada territorio, de sus pueblos y de sus distintos grados de adelanto; c. a promover la paz y la seguridad internacionales entre otras disposiciones.
Demás está decir que nada de esto se tuvo en cuenta. No se consultó nada como correspondía al pueblo multiétnico de Palestina de 1947. 73 años después duele el fracaso de la “partición de Palestina” resuelta como si fuese cortar un queso, con un cuchillo a 9.163 km (la distancia entre Jerusalén y Nueva York, sede de la ONU)
El único estado que tiene existencia relativa y virtual en el M.O. es Palestina, que no es una nación porque si bien hay un pueblo tiene su territorio ocupado desde 1967; no dispone de él total ni libremente. La potencia ocupante, un gran país en casi todo sentido, tampoco tiene sus límites geográficos reconocidos internacionalmente. Una ambigua situación que, me atrevo a pronosticar, difícilmente se resuelva. El esqueleto endeble de una nación, Palestina, frente a una estructura fuerte, poderosa, con vocación expansiva, quedará sólo en eso, esqueleto. Y no habrá ni paz ni seguridad nunca, Clásico resultado entre opresores y oprimidos. ¡Pobre Israel! ¡Pobre Palestina!
1.
A pesar de la correlación de fuerzas, la ONU comete “errores” según qué resolución decida.
Sr. DUGUECH: Este es un espacio para comentar, no para cortar y pegar.
Sr. Haim Fernández. El primer párrafo de mi escrito es un COMENTARIO sobre el artículo publicado en este medio.
Y lo que SIGUE es “cortado” de mi archivo y “pegado”. Es un análisis propio enviado a un medio y como no se publicó lo utilizo aquí, donde valoro la apertura y el compromiso editorial. Y en cuanto a la ONU sostengo que es una organización imperfecta pero necesaria. Tan importante que en la propia *Declaración de Independencia de Israel* es citada SIETE VECES, nada menos.
Agradezco a este medio la publicación de mis escritos. Lo valoro.