El 6 de febrero de 1941 se decidió construir una planta de plástico sintético de IG Farben en el campo de exterminio Auschwtiz. Se había deliberado si hacerlo allí o en Noruega, pero eligieron el primero debido a mejores incentivos impositivos.
Cientos de miles de prisioneros murieron trabajando allí. La facturación de la mano de obra era del 300%. Otras importantes corporaciones como Siemens y Krupp también usaron el trabajo esclavo judío para aumentar sus ganancias.
El director de la planta, Dr. Walter Durrfeld, fue reelecto en su Junta de Gobernadores en 1955 a pesar de que había sido sentenciado a diez años de prisión en los Juicios de Nuremberg. Otto Ambrose, otro director que también dirigía las operaciones de gas venenoso, fue contratado para un importante puesto por J. Peter Grace, un gran industrialista y líder del Consejo de la Cámara Internacional de Comercio de Estados Unidos.
No hay que asombrarse, en las guerras siempre hay gente inescrupulosas que realizan negocios lucrativos a costa del sufrimiento y muerte de otras personas