El tema es implícito, si continua la pandemia que nos aniquila, la necesidad de opinar no desaparece, se mantiene por responsabilidad propia, obligando a los editorialistas a indagar en todos los ámbitos, con el fin de orientar a nuestros conciudadanos, aprovechando la mística de la prensa, que abre sus páginas para cumplir su elevada misión informativa. Ha pasado más de un ano de los primeros casos, y la incidencia del flagelo continua, y continuara si la humanidad no asume el papel que corresponde, de responder a la campaña de vacunación con vacunación masiva. El número de muertos, hasta este momento por esta causa en el mundo, superan los 4 millones de personas, habiendo recibido la vacuna solo el 13% de la población. En nuestro país Ecuador, el número de fallecidos, según la Universidad Johns Hopkins y Our World in Data, llega a 21.953, registrándose 476.045 casos, alcanzando el programa de gobierno el 10.9% de vacunados.
Permítanme que utilice información de EEUU donde les escribo, que preocupados por mantener las más altas tasas de muerte y casos por esta causa en el mundo, han iniciado una gran campaña de concientización a la población renuente a la vacunación, que paulatinamente va respondiendo como se espera, pues a la fecha, el porcentaje de vacunados llega al 48.6%, en el corto tiempo de vigencia del nuevo gobierno. Las cifras son elocuentes: a nivel nacional, de 107.000 internaciones, 105.800 corresponde a no vacunados y solo 1.200 a vacunados; en Los Ángeles, de 437.000 casos positivos reportados desde el inicio de la pandemia, el 99.6% corresponde a los no vacunados; de 12.200 fallecidos, el 99.8% fueron no vacunados, es decir, las cifras demuestran palmariamente que los beneficios de la vacunación son evidentes, siendo un buen ejemplo Israel, donde la vacunación global alcanza el 62.2%, eliminado el uso de mascarillas y restricciones de sanitarias, faltándole poco para alcanzar la inmunidad esperada de “rebano” que es del mínimo del 70% de la población total, cifra ideal, donde el virus no tiene posibilidad de replicarse y por ende mutar, pudiendo causar serios estragos a la población. La vacunación mis estimados lectores es la única arma que posee el hombre para controlar la pandemia.
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