Internet es, sin duda, un instrumento multifuncional: permite encontrar información rápidamente, es un medio de comunicación, un foro de debates, un facilitador de la interacción social, se puede considerar como un compañero virtual para obtener apoyo emocional y mucho más. Internet ofrece la oportunidad de forjarse identidades diversas y, a diferencia del mundo, sin el riesgo de perturbar la red personal de relaciones.
En Internet muchas personas pueden encontrar la oportunidad de expresar su propia manera de sentir y pensar auténticamente, sin sentirse juzgadas, de desarrollar la cercanía y la intimidad más rápidamente de lo que se hace en las relaciones off line, es decir, compartir los secretos más íntimos de forma inmediata y también de aprovechar la posibilidad de experimentar una identidad personal diferente.
La ausencia de presencia física puede fomentar la formación de relaciones que nunca habrían podido comenzar en la vida real, promoviendo la similitud, los valores, los intereses y un estilo de conversación interesante. Las relaciones que se forman a estos niveles más profundos pueden resultar más duraderas e importantes para el individuo que las que se crean a partir de características físicas superficiales, de modo que se constituyen como nuevas oportunidades a las personas que quieren “construír una determinada imagen de sí mismos y reclamar una nueva identidad para sí mismos”.
Los aspectos negativos que presenta la interacción virtual es que pueden causar la transición a conductas impulsivas y desinhibidas, una pérdida de un sentido coherente de sí mismo, fantasías sobre el Si Mismo ideal que se pueden ver confirmadas en el contexto de seguridad on line sin la oportunidad de experimentar una “confrontación” con “el otro” en la vida real; una especie de descompartimentación del Si Mismo siempre y cuando las únicas experiencias consideradas como gratificantes se conviertan en las que únicamente se producen en el mundo virtual. En este punto, el riesgo es idealizar el mundo de Internet, las relaciones en Internet, refugiándose en esta dimensión virtual.
El sujeto adicto a Internet debe cumplir con algunos de estos criterios:
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Preocupación sobre Internet (pensamientos frecuentes sobre lo que han hecho o harán en la red)
Necesidad de pasar cada vez mayor tiempo en la red para obtener satisfacción.
Marcada reducción del interés en otras actividades que no estén relacionadas con Internet.
Desarrollo, después de la interrupción o disminución del uso de la red, de agitación psicomotora, ansiedad, depresión, pensamientos obsesivos sobre lo que ocurre en la red, clásicos síntomas de abstinencia.
Estar conectados a la red durante tiempos más prolongados respecto de la intención inicial.
Imposibilidad de interrumpir o controlar el uso de Internet.
Gasto de una elevada cantidad de tiempo en actividades relacionadas con la red.
Seguir utilizando Internet a pesar de que exista la conciencia de problemas físicos, sociales, profesionales o psicológicos provocados por el uso de la red.
El anonimato es una de las causas que justifica el uso excesivo de la red; los usuarios se sienten libres de poder cambiar su identidad, de hecho, casi siempre se describen físicamente muy diferentes de lo que son en realidad, imaginan tener un Yo ideal que siempre hubieran querido tener.
En Internet el sujeto puede construirse una vida paralela, que puede ser tan emocionante y gratificante como para asumir una importancia aún mayor que la real.
El sujeto experimenta una especie de escisión, encontrándose atrapado en la necesidad de escapar de su vida cotidiana para convertirse en el personaje virtual en el que proyecta todos sus deseos y sus ilusiones.
Otro factor determinante, más allá de la facilidad y accesibilidad, es la velocidad con que se establecen las relaciones en la red. A la facilidad de crear vínculos no se tiene que reconocer únicamente una connotación positiva, del momento que los usuarios podrían “terminar” la relación con la misma facilidad con que lo formaron, pudiendo hacer caer a los usuarios en el abismo de la soledad.
Los cambios psicológicos que caracterizan a los adictos a Internet son la pérdida de las relaciones interpersonales, los cambios de humor, la alteración de la percepción del tiempo y una estructura cognitiva orientada por completo al uso compulsivo del medio.
Para cerrar, diremos que Internet se ha convertido en una herramienta esencial para colmar eventuales lagunas presentes en la vida privada de todos, una oportunidad para construír una realidad paralela alternativa a la rutina de la vida cotidiana, sin ningún tipo de limitación en el tiempo y en el espacio, a la que nos podemos dirigir para conseguir un equilibrio casi siempre obstaculizado en la vida cotidiana a causa de ansiedades, preocupaciones y dificultades constantes.
FRAGMENTOS DEL CAPITULO ESCRITO POR M. CROCE Y G. LAVANCO DEL LIBRO “TRATADO SOBRE EL JUEGO PATOLOGICO. ASPECTOS SOCIALES, ENFOQUES PSICOLOGICOS, TRATAMIENTOS”, COMPILADO POR D. BLANCA, M. CROCE Y S. PETRI
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