Agentes de seguridad, 13va. Parte

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Cuando terminan el trabajo, mismo día

Roy, Gabriel, Daniela y Olga están tomando café en la cafetería de la esquina de la escuela.

Daniela: Les agradezco mucho que hayan venido.


Gabriel: No se dan cuenta que es la primera vez que nos reunimos fuera de nuestro trabajo.

Roy: Lo deberíamos hacer más a menudo. En la escuela le robamos solamente un pedacito al tiempo para platicar.

Olga: Pensar que trabajamos juntos y al mismo tiempo tan separados. Además el tiempo pasa tan lentamente.

Daniela: Por eso, precisamente los cité hoy, para hablar del tiempo que nos sobra.

Mesera: (Tomando la orden) Que quieren tomar?

Olga: Un jugo de naranja.

Daniela: Yo un te de manzanilla.

Gabriel: Para mi un café bastante cargado.

Roy: Yo un café con leche.

Mesera: No quisieran algún pastelito?

Todos: No gracias.

Roy: No puedo creer que tú, Daniela, no comas un sabroso pastel con crema y helado.

Olga: No ves que Daniela esta mucho más flaca, se esta cuidando.

Gabriel: Ella y yo estamos haciendo un régimen muy saludable, además hacemos diario una buena caminata.

Roy: Con razón te veo más joven, mas arreglada más guapa, pero dime, también has bajado el tonito de tu voz, no te estarás quedando muda o si?

Olga: Ya déjala de molestar.

Daniela: El príncipe nunca molesta.

Gabriel: “El príncipe” desde cuando te llaman así?
Olga: Por Dios Gabriel, nunca te has dado cuenta que Roy tiene modales muy finos, es como de la realeza, y aún no entiendo de donde los heredó. Porque según él, viene de una familia muy común y hasta problemática.

Roy: Es que desde chico quise ser actor y como no me dejaron, actúo en mi vida diaria, escogí el personaje de un príncipe.

Gabriel: Menos mal que no escogiste el de una princesa. (Todos ríen)

Daniela: Bueno, como dijo Olga el tiempo pasa muy lento en la escuela, podríamos hacer algo de provecho en esos ratos fastidiosos.

Olga: Yo no veo qué podríamos hacer, tenemos que estar muy atentos en la seguridad.

Daniela: Yo pienso que nuestra mentalidad, nuestra inteligencia da para hacer más que estar sentados o parados sin hacer nada muchas horas.

Gabriel: Yo también lo he pensado, como ustedes comprenderán no vine económicamente bien de Argentina, quisiera encontrar o montar un  negocio que me reporte  más dinero. Aunque la gente dice que para hacer una fortuna en Israel hay que traer una más grande.

Roy: No creas que toda la felicidad en la vida, es tener dinero.

Gabriel: Cuando perdí mis negocios, también perdí a mi familia. Mi esposa me abandonó.

Olga: Eso demuestra que no te quería.

Gabriel: Lástima que no me di cuenta antes.

Daniela:   Ahora que he estado en muchas ocasiones con Gabriel en su barrio “Olvidado” me ha entrado la inquietud de ayudar a esa gente.

Olga: Pero en que  les podemos ayudar desde acá?  En todo caso, lo que más necesitan es dinero y nosotros no lo tenemos, yo les ayudo con la coreografía, pues estamos armando un espectáculo.

Daniela: Precisamente de eso se trata, de no darles dinero, pero si, una buena educación.

Gabriel: Pero tengo entendido que ellos si van a la escuela.

Daniela: Pero no van a tomar clases de diversas cosas en las tardes por falta de dinero. Como por ejemplo, música, baile, karate etcétera. Todas esas actividades que reciben los niños ricos, ni siquiera pueden tener maestros particulares que los ayuden.

Gabriel: Para qué necesitan esos niños música,  para tocar en la calle?

Roy: Yo también lo había pensado y me duele mucho verlos tan abandonados por la sociedad. Yo tengo un amigo, Pilpel, es tan inteligente, gracioso y canta divino.

Olga: El esta en el grupo que tenemos de teatro, precisamente el ahí canta y Shmutzik, el pordiosero es el director, yo, la coreógrafa, pero nos faltan muchos elementos para la comedia que estamos montando.

Roy: Pienso que Gabriel no tiene razón. Hay que darles cultura, y también incentivos para el futuro.

Daniela: Yo tengo una idea.

Gabriel: Cual?
Daniela: Yo podría enséñales a hacer trabajos manuales.

Gabriel: Seria genial, porque después los pueden vender.

Olga: Podríamos crear una muñeca como los americanos, que después es tanta la demanda que hacían largas colas para comprarlas.

Roy: Y por qué no un muñeco?
Daniela: Un príncipe no creo que se venda mucho.

Olga: Pero si un pilpel,  que con su mezcla angelical y picara atrae a todos.

Gabriel: La idea me gusta mucho, cuando y cómo empezamos? Además voy a hablar con Roberto estoy seguro que le va a fascinar la idea, sobretodo ahora que tiene tiempo libre y quiere hacer labores benéficos.

Roy: Mañana, cada uno trae sus planes escritos y nos reunimos aquí después de clases.

Olga: Mejor fijemos un día de la semana, estaría bien el jueves?

Todos: De acuerdo.

Olga: Estoy segura que vamos hacer un lindo trabajo.

Daniela: Por fin la gente va entender que los agentes no solamente parecemos estatuas. Somos de carne y hueso, pensamos y sentimos.

Roy: Nadie sabe que historia hay detrás de cada guardia que revisa su cartera.

Daniela: Nuestro trabajo no es valorado porque pareciera que no le damos nada productivo a la sociedad.

Gabriel: Es que muchos fracasados como yo terminamos en esto.

Olga: A mi este trabajo, me salvo, me enseño a conocer a la gente a través de su comportamiento.

Daniela: Claro, muchos padres entran o salen sin saludar, como si no fuéramos merecedores.

Roy: Es que no lo tomen a mal, pasamos desapercibidos.

Gabriel: Pues después de nuestro plan, la gente  nos vera de otra manera.

Daniela: (Alzando su vaso de agua) Brindemos por el futuro de los agentes de seguridad.

Todos felices alzando sus vasos

 

Después de varios días en la tarde vemos a Matilde y a Beatriz en la sala de su casa bailando salsa. Se abre la puerta y entra Roberto.

Matilde: (Avergonzada apaga la música) ¡Ay! hijito, que pena, estábamos ensayando para mañana.

Roberto: (Dándoles un beso) Acaso van a actuar en algún musical?

Beatriz: (Sonriendo) Como crees, vamos a hacer una pequeña demostración en un geriátrico.

Roberto: Me da mucho gusto verlas tan ágiles, tan activas. Yo también voy al rato a una demostración.

Matilde: De baile también?
Roberto: (Sonriendo) No mamá, yo no heredé tu arte rítmico.

Beatriz: Pero si heredaste de tu padre la habilidad de la decoración.

Matilde: Lástima que no acabaste la carrera de decoración y grafica.

Beatriz: Pero hermanita, ahora no es el momento de pensar que pudo haber sido y no fue, mira ya lo pusiste triste.

Matilde: Perdóname hijito, no quise lastimarte.

Roberto: No te preocupes mamá, tengo que afrontar mi pena hablando de ella. Y bueno, dejé la carrera para poder trabajar y sostener a mi familia, no me arrepiento.

Beatriz: Nunca es tarde, podrías seguir ahora.

Roberto: No tendría las fuerzas para regresar a la universidad, pero me acabas de dar una idea.

Matilde: Cual?

Roberto: A lo mejor desarrollo algunas ideas que tengo en mente. Aprendí a   crear unos detalles para las recamaras de los niños, muy originales.

Beatriz: Pues adelante mi hijo, nosotras te podríamos ayudar.

Matilde: Sobretodo tú, que no sabes de manualidades.

Beatriz: Pero que tal cocino?
Matilde: La verdad es que tus empanadas y tus alfajores son únicos.

Roberto: Y no solo eso, sino tu manera de bailar también, veo que ya no usas el bastón.

Beatriz: ¡Ay! ni me acuerdes de ese palo encorvado  que me acompañaba por tanto tiempo, ahora lo tengo escondido por ahí en algún rincón.

Matilde: Deberías de ver como coquetea la tía con los caballeros que bailan en nuestro grupo.

Beatriz: Que exagerada que sos che,  que va a pensar Roberto.

Roberto: (Mirando su reloj) Va a pensar que ya se me hizo tarde, tengo una cita con mis ex compañeros de trabajo, así que chao, y por favor, no dejen de ser tan encantadoras, tan alegres, las admiro y las quiero mucho.

(Roberto las besa y se va)

Beatriz: Te das cuenta que ya se viste bien? como lo hacia antes de que le pasara la tragedia.

Matilde: Si, y se volvió a perfumar, yo lo veo más recuperado.

Beatriz: Ni hablar que el tiempo ayuda a cerrar las heridas, aunque no las cura por completo.

Matilde: Además le hizo mucho bien haberse cambiado de casa. Y le quedo muy bonita.

Beatriz: Tiene muy buen gusto y mucha habilidad, la verdad es que nunca entendí porque trabajaba de “agente”, era una pérdida de tiempo.
Matilde: Yo tampoco lo entendí, pero respeté su decisión, estoy segura que ahora va a hacer cosas que le gustan, me lo dice mi instinto maternal.

Beatriz: Bueno deja tu instinto de madre a un lado y volvamos a  nuestro baile. (Prende el radio)
Ambas se ponen a bailar

Matilde: (Mirando al cielo grita) ¡Gracias Dios mío, por dejarnos ser felices en los últimos años de nuestras vidas!

Fin de escena 

Por la noche en el departamento nuevo de Roberto. El y Gabriel sentados en la sala tomando un whisky.

Gabriel: (Alzando el vaso) Brindemos hermano, por tu nuevo departamento que esta precioso, por nuestro plan que ojala salga bien y lo más importante, por nuestra amistad que sobrevivió tantos años de separación. Salud!

Roberto: Salud amigo, por las pruebas que nos pone Dios y por la fuerza misma que nos da para sobrellevarlas. ¡Salud!

Gabriel: Sabes che? me gusto tanto el programa que estamos creando, pienso que va a ser todo un éxito, todos los compañeros están muy emocionados.

Roberto: Estoy muy contento que me tomaron en cuenta y que voy a cooperar con ustedes.

Gabriel: Pero hermano, tu sigues siendo uno mas de nosotros, fueron muchos años los que trabajaste de agente en la escuela, no tan fácil te puedes ir.

Roberto: Así es, pero imagínate che, un programa de bienestar social, creado por unos simples agentes de seguridad, porque eso somos para la sociedad: “unos simples agentes”.

Gabriel: Claro, si nos da resultado, por fin vamos ocupar en el mundo un lugar distinguido, por fin los maniquís van a resucitar.

Roberto: Me gusta tu manera de enfocar la vida. Y decime, que hay de tu mujer y de tus hijas?
Gabriel: Están por venir a Israel.

Roberto: Pero por qué lo dices con tristeza? que te pasa loco?

Gabriel: (Sacando un cigarrillo) Antes de contarte, me permites fumar acá?
Roberto: Hagámoslo en la terraza, a mi también se me antoja una fumadita, como en nuestros viejos tiempos.

(Se van a la terraza a fumar)

Gabriel: Que linda vista tenes che.

Roberto: Si, por eso escogí este departamento. Cuando me siento aquí y miro al cielo, veo a Helen y a mis hijos.

Gabriel: Susana y mis hijas llegan la próxima semana, por lo visto no esta fácil la situación en Argentina.

Roberto: Pero hombre, lo dices con una tristeza, no es lo que tanto querías?
Gabriel: Tú lo has dicho, quería. Bueno, a las muchachas las extraño mucho pero a Susana…la verdad no tenia el valor para decírtelo, pero ya nos divorciamos.

Roberto: (Interrumpiéndolo) No me digas y cuando fue eso?

Gabriel: Pensé que la quería mucho, mi vida giraba alrededor de ella, pero cuando vine acá y ella no me siguió, entendí que su amor no era tan grande como el mío. Lo hicimos por mutuo acuerdo y yo le mande una carta poder.

Roberto: Pero tu la querías mucho, o me equivoco?
Gabriel: No, pero no se cuando la deje de amar…

Roberto: Me has dejado anonadado hermano. Por qué nunca me contaste lo que te estaba pasando.

Gabriel: Es que yo mismo no se cuando dejé de amarla.

Roberto: Quieres a otra? Pero si nunca te he visto con nadie.

Gabriel: Seguro?
Roberto: Espera, mmm, no me digas que estas enamorado de Daniela?
Gabriel: Creo que si….

Roberto: Y ella?
Gabriel: No se, nunca hemos hablado de eso, pero presiento que también.

Roberto: Pues corré y desíselo, la felicidad viene solamente por momentos, no la dejes escapar, la vida es corta.

Gabriel: Y como se lo voy a decir a Susana?
Roberto: Igual como me lo estas diciendo a mi, con palabras que te salgan del corazón, es lo mejor, decir la verdad. Así como la conozco,  sé que ella te va a entender. Y cualquier duda estoy aquí para ayudarte hermano.

Gabriel: Gracias amigo, muchas gracias. (Alzando la copa) Brindemos por la verdadera amistad.

Roberto: ¡Salud hermano! Por todo lo que hemos compartido juntos, los mates, los amores…

Gabriel: Los tangos, las copas, las noches de farra.

Roberto: Por las palabras tan profundas que escuchábamos de los tangos  cuando íbamos a los cabarets.

Gabriel: Por nuestro pasado en la querida Argentina y nuestro futuro en tierra santa, en Israel. Lejaim.

Roberto: ¡Amen, salud!

Fin de escena

 

Escena 39

Una noche Olga y Roy en la cama de ella abrazados.

Roy: Nuestra primera noche de amor ha sido maravillosa.
Olga: Nunca nadie me había hecho el amor con tanta delicadeza. Eres tanfino.

Roy: Cómo un príncipe?
Olga
: Exacto.

Roy: Yo mismo ya no se quien soy, cómo me llamo, de donde vengo, a donde voy?
Olga
: Estas muy raro últimamente, nostálgico, que te pasa?
Roy: Tenme un poco de paciencia  y en unos días te contare todo.

Olga: Hiciste algo malo?
Roy:
Cómo crees? bueno cambiando de tema, que pasó que Irit viajo?
Olga:
Para suerte nuestra, ella se fue unos días al norte, ahí vive su abuelita y esta enferma. La fue a visitar.

Roy: Espero que se recupere pronto, pero mientras tanto disfrutemos nuestra libertad.

Olga: Me quieres Roy?
Roy:
Por primera vez en mi vida, siento algo tan especial por una mujer… todo el tiempo quiero estar a tu lado y hoy por primera supe lo que es hacer el amor y no el sexo.

Olga: Tengo miedo príncipe de perderte. Tu pasado es para mi una incógnita, no te creo que vengas de una familia de rateros, no, eso no me cuadra.

Roy: Espérate, que después del golpe que vamos a dar, todo va a quedar aclarado.

Olga: No sé de qué me hablas.

Roy: Tenme fe y veras que todo va a estar bien.

Olga: Yo lo que no quiero es que sigas siendo un delincuente.

Roy: Te prometo que es la última vez, después me voy a dedicar al nuevo proyecto y se que nos va a ir muy bien.

Olga: Yo estoy muy ilusionada, imagínate ayudarles a gente pobre.

Roy: Si, vamos hacer milagros. Que emoción.

Olga: Te quiero mucho.

Roy: Yo te amo, y me fascina verte serena y feliz, prometo rusita ayudarte también con la relación de tu mami.

Olga: Me siento tan liberada, tan bien, que quisiera ayudar a todas esas mujeres mal tratadas en la vida, no es justo que sufran.

Roy: Las puedes ayudar hablando, contando tu caso, dándole publicidad.

Olga: La idea es buena.

Roy: Y no crees que es buena idea repetir lo que hicimos hace rato?
Se empiezan a abrazar

Fin de Capitulo 12

Acerca de Esther Kershenovich

Nacida en México emigra, junto con sus hijos a Israel en 1975. Tiene en su haber la novela "Nadia", un libro de poesías denominado "Soy" y su más reciente creación, un libro de poemas y prosas titulado "Tejiendo La Vida" (2009). Ha participado en varias antologías y ha sido representante de escritores en Zaragoza, España. Pertenece a las Peñas Literarias de Raanana en Israel y además estudia teatro con directores latinoamericanos. Escribió una pelicula basada en su novela "Nadia" y actualmente esta traduciendo al hebreo su película "Agentes de Seguridad". Sus colaboraciones en "Foro" han sido por años aunque por su lejanía sus intervenciones resultan esporádicas.

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