La ciencia tiene como uno de los temas prioritarios el estudio de los famosos “agujeros negros” que aparecen en el espacio, que al despejar las interrogantes en los ambientes científicos podrían develar las incógnitas sobre el nacimiento de nuestro planeta, y la vida humana, animal y vegetal en el mismo.
Pero en Israel tenemos agujeros negros que están entre nosotros, no a grandes distancias como los mencionados.
Hablaremos de algunos de esos agujeros negros, de cómo enfrentarlos y de culpabilidades.
El primer agujero negro -o conjunto de agujeros- lo encontramos leyendo lo que seguramente sirve como información y base fidedigna a muchos millones de seres humanos. Nos referimos a internet y sus sitios como wikipedia y otros.
Si leemos lo que muchos leen, sobre la guerra de Yom Kipur y sus consecuencias, encontraremos estos agujeros negros: datos que parecerían ser históricos son en realidad datos manipuleados por intereses políticos contrarios a Israel o que simplemente no toman en cuenta la realidad israelí sobre el tema.
El primer agujero negro: no hay un organismo estatal que se dedique a corregir este problema. No hay científicos ni políticos que escriban para que se modifiquen ciertas aseveraciones que no concuerdan con la historia real, o por lo menos que logre que junto a los artículos con errrores aparezcan artículos con la versión correcta desde el punto israelí. Estamos dejando que el mundo entero escuche versiones históricas deformantes de la historia real, y generalmente en contra del pueblo judío, de Israel, fomentando así al antisemitismo.
El segundo punto negro: leyendo las consecuencias de la guerra de Yom Kipur vemos que varias personas con cargos de responsabilidad, renunciaron a esos cargos. Gobernantes y mandos militares lo hicieron porque sus conciencias así lo exigían. No podemos menos que comparar con el negro siete de octubre pasado, y ver que en lugar de renuncias hay manifestaciones de egolatría, y aquí aparece otro agujero negro: la inexistencia de responsabilidad, la inexistencia de cargos de conciencia pese a las cifras de muertos y heridos que se manejan, y la existencia de rehenes en poder del enemigo, cuyo número es imposible saber con exactitud.
Continuando con la lectura de los mismos temas en internet, vemos que inmediatamente después de terminada la guerra de Yom Kipur se nombró una comisión investigadora, la Comisión Agranat, formada por personas muy bien preparadas para la tarea, que dejó un informe escrito muy abultado, muy lleno de detalles justificativos de su resolución final.
Es aquí que aparecen los más grandes agujeros negros. Pasamos ya los seis meses del fatídico siete de octubre y los mismos gobernantes siguen gobernando, los mismos mandos militares siguen mandando, y no se nombró comisión alguna para definir culpabilidades y responsabilidades.
Estamos viendo:
- un país partido en dos por culpa de políticos;
- un país partido en dos por la situación de guerra y la existencia de rehenes;
- un país partido en dos porque dependemos de una potencia extranjera, porque tenemos que hacer lo que nos ordenan y medio país no acepta esa situación;
- un país partido en dos porque seguimos rodeados de enemigos y no hemos sabido cambiar la situación;
- un país partido en dos porque vivimos peleando con los pocos amigos -o sociosque tenemos en el exterior;
- un país partido en dos porque no hemos sabido hacer una Constitución que rija nuestro diario vivir, es evidente que las leyes vigentes no son la mejor solución;
- un país partido en dos porque fue forjado por idealistas que ponían al país por sobre sus intereses personales, y hoy está gobernado por políticos que ponen sus intereses personales muy por encima de los intereses del país.
En sintesis, un país que si no cambia absolutamente la situación, poco le queda de vida por más que militarmente seamos superiores a los enemigos que nos rodean. Ellos mismos lo dicen, con solamente esperar un poco verán la desaparición de Israel.
Un país en el que la población perdió totalmente la confianza en sus gobernantes, no puede seguir adelante. Y ya hemos perdido la confianza en todo el espectro político, en el militar, y si hay quien cree en la religión es un porcentaje menor que no ayuda a mejorar la situación. Milagros a esta altura?
El gran Albert Einstein se preocupaba por los agujeros negros, pero los que aparecen fuera de nuestra atmósfera. No quiso saber nada de nuestros agujeros negros, por eso no aceptó el cargo de presidente que se le ofreció. Evidentemente su gran inteligencia le dijo que eran mucho más complicados que los que aparecen en los telescopios.
Golda Meir renunció, Moshé Dayan renunció, no fueron los únicos. Qué esperan para renunciar los responsables actuales? No hace falta nombrarlos, los israelíes sabemos muy bien quienes deben dar un paso al costado, ellos también lo saben.
Que no esperen una nueva “comisión Agranat”. QUE SE VAYAN.
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