Hace demasiado tiempo que la literatura escrita no me emocionaba realmente, me he convertido en un fan de lo impersonal; me alejaba lentamente de aquello que expresaba, connotaba y suscitaba fragilidad, humana y emocional.
Ahora entiendo completamente, porque, Alice Munro, una perfecta desconocida, ha ganado el Premio Nobel de Literatura.
“Todos somos desconocidos hasta que dejamos de serlo”.
El nombre Alice Munro, me connota como a todos poco o nada, de allí quizás lo grandioso y dulce. Alice me recuerda a “Alicia en el país de las maravillas”, o a la chica con la que intente comenzar a comunicarme en Facebook tras mirar su perfil en el último invierno. Fuera de ello, nada. Quizás uno de los títulos de alguna película de Woodie Allen.
Vayamos al tema, la Academia Sueca del Premio Nobel hace años que no entregaba un premio tan emocional y emotivo que moviera la mente de Occidente hasta un lugar interior. Para explicar este punto no me reiterare a la vida de Alice sino a su literatura, lo justo.
Comenzare la nota así, comienzan a correr los Twits un día antes en que darán a conocer el Nobel de literatura al día siguiente.
Pasa otro día, abro el Twiter y comienzo a leer, cientos de Twits corren, Alice Munro, ganadora del premio Nobel de literatura 2013.
Los Twits expanden la información que en principio es minimalista como una flor que promete un paisaje, Alice es Canadiense, es la primera vez que una Canadiense gana este premio. La llaman la “Chejov” canadiense.
Entremos más. El primer Twit que leo es de Ángeles Mastretta, en el que escribe en su artículo que no conoce a Alice Munro, pero que tiene una hermosa sonrisa, una sonrisa fascinante y noble.
Siguen corriendo los Twits, que informan que Alice no llega ni a quinientos seguidores, ni es una figura muy conocida.
¿Qué veo yo? Es una mujer, y es Canadiense, tiene una enfermedad sonrisa, si, ya siento curiosidad por saber sobre qué y como escribe. Sobre todo porque.
Comienzo a abrir los motores de búsqueda y a buscar material sobre ella, muchas notas y fotos el día de hoy, pero sé que nos sobrepondremos a la tendencia mañana y será un nuevo día con nuevos árboles de los cuales escribir. Llego a un link con un cuento escrito por ella, traducido al español; el subtítulo: “Sin discriminación de géneros”. No, no es un slogan feminista, Alice no es una feminista burguesa. Se refiere a que el género de cuento no es un género del todo perdido, vuelve al escenario. De hecho, Alice, para aplauso de todos nosotros, no es novelista ni ensayista, es cuentista.
Leo el cuento en español, no logró concentrarme ni entrar del todo en él; todos los días escaneo la red, decenas de links interesantes y apasionantes. Acabo de leer el cuento, me parece que no está mal escrito, pero no recuerdo ni el título ni el contenido, algo sobre la noche, y algo sobre niños o rehabilitación, no recuerdo con exactitud. Mi mente dispersa en los miles de links y sitios líderes de contenidos en la red, la mente difusa, las emociones luchando por tratar de comprender y volver a ser uno mismo en un mar de seres y escritos.
Entonces decido leer el material, de Alice, con profundidad, y quizás cancelar el resto del mundo por una noche. Si se merece el premio Nobel, también se merece nuestra lectura aunque sea por un día. Además como siempre, siento curiosidad por saber quién ganó el premio Nobel.
Los Twits siguen corriendo, la lista de los nobeles de literatura de todos los tiempos, la lista de los escritores quienes merecían el Nobel y murieron sin ganarlo, los insultos argentinos por haber ignorado a Borges. Los Twits siguen corriendo. Hago la búsqueda. No entro en Wikipedia, no quiero información, quiero experiencia, deseo entrar en una experiencia verdadera, sensible e interior, espiritual. Le hago follow a Alice en Twitter. Le envió solicitud de amistad en Facebook. Me digo a mi mismo, soy otro ser ávido, ávido de más y más en la red.
No, esta vez seré diferente, y tengo la capacidad más allá de la curiosidad, no sólo quiero saber porque Alice recibió el premio, quiero ver la luz, su luz el día de hoy, y esto sólo será posible si me hundo en la luz de la lectura de alguno de sus libros. Para mí las letras y los libros son luz, focos, lámparas, pantallas, reflectores.
Encuentro su libro, en Ingles, “Too much happiness” (Demasiada felicidad), el título lo devoro, lo abro, veo las múltiples portadas, veo las fotos de Alice, su sonrisa en múltiples ángulos.
He acabado de leer… ¡Bingo! “Demasiada Felicidad” realmente, nos ha hecho olvidar quienes somos, ahora entiendo, conmovido, veo la luz, porque Alice gano el premio, pero nos da luz sobre la verdad del espíritu.
El primer cuento de varios en el libro, de varias cuartillas, me lleva a emociones verdaderas y múltiples, espirituales, ocultas y reprimidas, que yo reconozco como partes de mi libre espíritu y mi ser meloso.
Alice habla no sólo sobre la muerte del ser humano, sino de la muerte de sus emociones, su sensibilidad, más aún su tema es el dolor, el álgido y profundo dolor humano, inevitable, el llanto, la tristeza, la adicción al dolor, el abandono espiritual de uno mismo en valores más allá, hasta el interior, hasta la verdad, hasta que se convierte y transforma en … Lo que es verdaderamente: el amor, de Dios (sin tocar su nombre), lo que pudo ser la familia (quienes tendrían que serlo y protegernos). La muerte no como tragedia, sino como principio del camino, la rehabilitación, la redención.
Dos planos, dos dimensiones, la imaginaria (el mundo humano real en el que vivimos) y la realidad (el mundo verdadero, la verdad espiritual interior de cada quien).
No sólo me identifico con los personajes, ella (en un personaje) una mujer que finalmente lucha por sobrevivir y entenderlo a él, a aquel quien le quito su vida y el sentido, el sentido de vivir, pues el dolor de ser pareja es mayor que el corazón de su propia vida, y el arrebato hacia un dolor, de quien es y no desea ser su compañero el resto de su vida por la destrucción que trajo a sus seres. El, un tipo rudo, grotesco y sufriente, enojado y seco, mal hablante de sí mismo, antisocial. Ambos, son los protagonistas de la muerte de sus hijos, se encuentran, dolientes, necesitados de amor y perdón.
Es un cuento sobre la realidad de la vida, entre los valores de las comunas hippies y el consumismo americano, entre el dialogo sufriente y el monologo, entre la naturaleza de la supervivencia humana y el dolor de la rehabilitación, entre el interior y la trabajadora social a quien no necesita revelar sus emociones álgidas y penetrantes.
Ella, sólo quiere entenderlo a él, su compañero de infierno, el asesino de sus hijos, hijos de ambos, para convertirlo en un ángel. Solo entenderlo. Es todo lo que desea. Hasta que él le abre un hilo de esperanza.
En este penetrante y álgido sobre el amor más allá de la muerte, cuento que no sólo habla de la muerte y el dolor, sino de lo más profundo y doloroso, la muerte y el dolor de los propios hijos.
Aún no entro en Wikipedia, no se sí es ficción o tiene motivos en la vida real, pero escribir de esta forma, Bingo!, despierta mi ser verdadero y nobel, mi ansia de rehabilitación y redención, quien yo mismo he vivido a lo largo de mi vida.
Hay veces quienes y cuando nos recomiendan películas sublimes, pues bien la literatura de Alice, es… Sencillamente sublime.
¡Recomendado!
Gracias por la referencia, tenia dudas sobre lo que podia encontrar, y no queria leer literatura rosa canadience, sin duda aclara mis expectativas. Señor Nissan, un comentario: En el noveno parrafo hace referencia a ^Ángela Mastreta” sugiero corregir, no faltaran mas quisquillosos que tambien lo noten (= Buen dia