El quinto y último día para escuchar, evaluar y soñar llegaba finalmente. El ambiente en la sala de junats estaba lleno de una fuerte carga emocional. Era la última vez que los cinco miembros del comité de revisión arquitectónica se reunirían alrededor de la mesa.
Cada día, una nueva firma de arquitectura presentaba su visión para la primera y única escuela secundaria judía con una directiva plural, que eventualmente sería llamada la American Hebrew Academy (Academia Hebrea Americana). Había manos libres. El fundador, hizo una sola petición: “Constrúyanla para que dure al menos cien años, usen tantos materiales de Israel como sea posible, trabajen con la naturaleza y hagan la mas extraordinaria escuela en el mundo”
Cada miembro del comité tenía un voto. Los arquitectos fueron reducidos primero de veinte a diez y luego a los cinco finalistas. Los votos fueron emitidos… cuatro para una firma de arquitectos y uno para Aaron Green. Al final, Green obtuvo el trabajo. No hay que hacer mucho para adivinar quien fue el que votó a su favor. Después de muchas discusiones, se esclareció que Green era en realidad el favorito de todos, pero ya tenía 81 años de edad y el proyecto de la American Hebrew Academy requería de la construcción de alrededor de 60 edificios y una fecha de terminación no menor a diez años.
Aaron Green era un visionario. El creía en la creación del “ambiente perfecto para el aprendizaje” como el paso clave para crear el “aprendiz ideal”. Absolutamente todo, empezando por las mesas de los salones de clases que reemplazarían a las butacas y mesa bancos de las escuelas tradicionales utilizadas en cualquier parte del mundo, hasta las casas y los espacios para las clases serían diseñados por Green, con esta meta en mente. Cada espacio habitable o para el aprendizaje es iluminado por luz natural; cada apartamento del cuerpo docente mide 280.00 M2.; cada computadora “laptop: tiene acceso a la red inalámbrica; el aprendizaje tiene lugar en el lago, en el gimnasio, en la mesa desayunadora y en el salón de clases.
Como el único socio de Frank Lloyd Wright, Green heredó su filosofía maestra sobre la arquitectura orgánica. El campus se calienta y se enfría por el sistema geotermal de circuito cerrado más grande del mundo. Los “Jardines de Israel” crecen entre los dos edificios académicos. Materiales de Israel, incluyendo piedra de Jerusalén se encuentran en cada uno de los edificios que conforman el conjunto. Antes de derribar un solo árbol, se contrató a varios conservacionistas ambientales para crear un ambiente similar al de un parque en el campus. El lago de 90,000 M2. está lleno de vida silvestre. “Un impacto tan grande como el impacto que deseábamos crear en el ambiente de la educación judía”, dice Glenn Drew, director ejecutivo. “Nuestra escuela está transformando las vidas de los adolescentes judíos. La Academia está construida en base a los valores judíos, incluyendo tikun olam y klal Yisrael. Esto significa que debemos infundir en nuestros estudiantes y en nuestro campus estos valores, en todo lo que hagamos. Es innegable que nuestro campus es singular, único, pues estamos creando a los futuros líderes judíos del mundo. ¡No lo lograremos de otra manera! Ahora, al celebrar su 10o. aniversario, la American Hebrew Academy continúa inscribiendo estudiantes desde todo Estados Unidos y alrededor del mundo, de diversas comunidades y familias judías abarcando el espectro de la vida judía.
Los invitamos a ver este ilustrativo cortometraje que explora por qué los padres deberían de considerar está extraordinaria opción.
www.americanhebrewacademy.org/movie
*Alina Spaulding es Directora de Comunicaciones de la American Hebrew Academy en Greensboro, N orth Carolina. Puede ser contactada en
[email protected] .
[email protected] . (En inglés)
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