Había una vez dos historias recopiladas del folclore judío -de la tradición oral- historias contadas y recontadas en idish, la lengua del judío de Europa oriental- hoy día presentadas en español, la lengua de Cervantes. Gran oportunidad para que llegue a un extenso público, ansioso de penetrar en las costumbres, tradiciones y creencias del pueblo judío.
En el preámbulo, la autora nos advierte sobre la naturaleza de las historias por contar:
“Seguro has escuchado las fantásticas historias de Jonás y la ballena, la gigantesca arca de Noé se y sus tripulantes y la emocionante batalla entre David y Goliat. Estos cuentos, y muchos más, eran de gran importancia para el pueblo judío, que los contaban hace miles y miles de años, y quizá en versiones distintas a las que hemos leído o escuchado.
En la actualidad, estos cuentos los relatan en sinagogas, casas, escuelas y durante las celebraciones y fiestas. Hay de todos tipos: de rabinos tan sabios que su inteligencia es mítica, cargada de espíritus y seres fantásticos, como ángeles caídos del cielo y criaturas malignas; o incluso de los seres más inteligentes del mundo. Algunos harán que se te enchine la piel del susto, otros te emocionarán y otros másharán que te diviertas, como los dos cuentos que aparecen en este libro.”
¿Y cuáles son estas dos historias divertidas entregadas en las páginas de Amol iz gevén? Una de ellas es “la lámpara” que versa sobre una buena mujer que todo pedía prestado y nada devolvía. Hasta que le dieron, como se dice, “una prueba de su propia medicina”. La vecina, agraviada por prestar y prestar, hurgue una estratagema digna del rey Salomón. Habrá que leer la historia para enterarnos de cómo la mujer que creyó que su escoba había dado a luz dos escobas, recibe la noticia sobre la muerte de una lámpara: la suya.
El segundo cuento se intitula “El mejor escondite” que da comienzo con las siguientes palabras: “El mercado semanal apenas se estaba instalando cuando Emmanuel detuvo la vieja carreta a un lado de la plaza principal del pueblo.” Y bajo dicha atmósfera de mercado de pueblo, del yarid tradicional, se sucede la trama sobre un comerciante de magnífica suerte quien, gracias a su inteligencia, logra evitar que un forastero le robe las ganancias del día. Cuento de entierros y desentierro de bolsas de dinero; finalmente la astucia del comerciante alcanza sus frutos -engaña a quien pretende engañarlo- y regresa a casa como si nada malo le hubiera sucedido.
¿Y qué tienen en común dichas historias tomadas del folclor judío? El ingenio del judío común y corriente, quien logra, como diría Cervantes, también ingenioso, “deshacer entuertos.”, es decir, resolver problemas cotidianos, que podrían acabar en tragedia, de la mejor manera: siempre salomónica, siempre ejemplar. Y, lo más relevante: a través de anécdotas llenas de humor y sapiencia, de un pueblo que en la diáspora de más de dos mil años, logró “deshacer entuertos” con argucia y poniendo buena cara cuando el infortunio tocaba a su puerta.
¡Felicidades a Judy Goldman por su nuevo libro!