El gobierno y el congreso de los Estados Unidos de América no llegan a acuerdos.
La deuda total de la Unión Americana asciende a 14.3 billones ( en español) de dólares. El desempleo abierto en ese país es (hoy) de 9.2% ; el número de personas que viven de los famosos “food-stamps” es superior al 40%; el índice de confianza del consumidor va cayendo al 60 y tantos por ciento; el valor real de las casas-habitación ha caído más de 20% ; la venta de bienes de consumo duradero baja 1.5% mensualmente; las acciones y valores de las bolsas ( NYSE, Nasdaq, etc.) caen dramáticamente, a razón de un punto diariamente, y lo peor: agazapado a la vuelta de la esquina está el fantasma de la baja en la calificación de crédito de los EUA como entidad nacional, lo cual no tiene antecedente en la historia de la economía estadounidense. Quienes deciden el destino de los 330 millones de habitantes de ese país luchan por imponer su propia solución y, por ende permanecer, unos, en el poder, y otros, conquistarlo.
¿Qué dio origen a esta situación? ¿Cómo fue que la primera fuerza económica del mundo esté al borde un barranco? Y, lo que es peor: ¿cuáles serían las repercusiones?
Tratemos de explicar, a nuestro modo y desde nuestra escasa perspectiva.
Pongámonos un poco pedestres y supongamos que los EUA son una familia.
Los ingresos son relativamente aceptables; el marido tiene un empleo que, mal que bien, le permite llevar a su casa un dinero que alcanza para vivienda, ropa, escuela de los hijos, alimentos, gastos de luz, agua, tener uno o dos autos, pago de préstamo de su casa, etc., y le queda algo para ir ahorrando “para el futuro”.
No vamos a hablar del cuñado o la tía que pidieron unos centavos como préstamo. Eso, por solidaridad familiar o por conveniencia, fue necesario cubrir.
La mujer también abandera la causa de los necesitados. Los vecinos que no tienen “chamba”, que necesitan médicos y medicinas. ¿Y mis padres? Ellos se “fregaron” toda la vida. Requieren de soporte económico. Hay que darles.
El marido trabaja horas extras; se relaciona con todo tipo de gente de otras empresas a ver si descubre alguna otra fuente de ingresos para cubrir sus múltiples necesidades.
De pronto, la tubería del sótano de la casa “truena”. Tiene que pedir un crédito al Banco, al módico interés. ¡Pero Paquito necesita frenos y yo ví un vestido para la cena de los González!
Con estos y otros gastos, la tarjeta de crédito llega al límite.
El ingreso del marido no aumenta. Su jefe ya le dijo que en este trabajo, como la clientela no tiene más fondos para pagar más por los productos y servicios que proporciona la compañía, su ingreso quedará como está.
¿Qué hacer?…”¿Sabes, mi vida? Ya no podremos ayudar a los cuñados ni a la tía ni a los vecinos y apenas podremos darles algo a tus papás”. “¡Ah no, eso nunca. ¡Qué clase de marido eres que no puedes enfrentar tus obligaciones. Pide prestado, pero aquí cumples! ¡Yo soy la Ley! Además, ya VISA y Amex nos mandaron correos diciendo que pagas lo que debes o nos mandan al buró de crédito”.
¿Qué opciones le quedan al marido?
Algunos de sus amigos le dicen que pida prestado más. Otros le dicen que recorte sus gastos, pero todos hacen ruido y “la gente” se está dando cuenta del escándalo y lo que esto representa. ¿Cómo es posible que esta familia falle? Han sido ejemplo en esta colonia, todos los conocemos.
Dejemos ahora el ejemplo y vayamos a la realidad.
Si creemos que este problema es de los “yanquis” estaremos muy equivocados.
¿Cuántos países compraron bonos de deuda norteamericanos? China sola tiene el 8% (recuérdese: 14.3 billones de dólares en total). ¿Cuántos “portfolios” personales tienen un porcentaje de esos bonos? ¿Qué pasaría si los rendimientos – intereses- que pagan no se liquidan a tiempo?
¿Y las cuentas por cobrar por bienes y servicios de las múltiples naciones no son liquidadas?
Reduzcamos el asunto a los intereses de México y preguntemos:
¿Cuáles serían las consecuencias para nosotros?
Bajo la premisa de que nuestro principal socio comercial tiene problemas económicos, que nuestra balanza entre lo que le compramos y le vendemos, (¡y cuánto le vendemos!), nuestra reserva en dólares ( en sus arcas, aunque no pagan intereses), el panorama no se ve fácil, como nos gusta.
¿Qué pasaría si el desempleo cunde y nuestros paisanos dejan de enviar lo que representa el monto más alto de ingresos al país después del petróleo – las remesas – con la diferencia que no nos cuesta nada de inversión inicial?
¿Y si “nuestras” maquiladoras dejan de producir? ¿Y si “nuestros” bancos Citibank, (Banamex) debe refaccionar a los del otro lado, o American Express sube sus intereses por falta de respaldo – como se espera – o si los “commodities” que importamos en dólares por nuestra ineficiencia nos cuestan más, etc.?
Estas son solo una pequeña muestra de las consecuencias del pleitazo.
Regresemos a EUA.
Unos de ellos – demócratas – dicen que deben endeudarse más para hacerle frente a sus compromisos. Otros – republicanos – abogan por el recorte de gastos y no endeudar más a su país.
Los medios – no faltaba más – se llenan de tinta y opiniones, así como sus espacios de radio y TV.
No se trata de ser simplista. Lo que se quiere es reducir el grave conflicto a términos entendibles, para que podamos manejarlos, opinar, planear o, simplemente, soportar el embate de lo que se nos viene encima.
Si los EUA fallan en su decisión, si su identidad se ve manchada por una degradación en su crédito, si llegaran a caer en una suspensión de pagos limitada o selectiva nos afectará a todos, pero no sería el Apocalipsis.
Líneas arriba dije que era una lucha por el poder. El presidente de EUA quiere ser reelecto, los republicanos quieren bajarlo de la silla. Unos y otros suponen que este tema, la economía, les resultará favorable.
¡Por supuesto que todos vamos sufrir por andar “entre las patas de los caballos”!
Aquí no se trata de tomar partido. No es “políticamente correctos contra derechistas”. Esto es, como todos los días, perseguir la chuleta.
Gente mejor preparada que el columnista opina que México debe diversificar sus mercados, irse a Europa. ¿Con las condiciones actuales en las que se requiere el rescate de cinco miembros de esa comunidad? Olvídenlo.
¿Qué debe hacerse en esta temporada (aunque tardía) de lluvias y tormentas?
Taparse bien.. Quien tenga un negocio, grande o pequeño, un empleo, de gran remuneración o no, una rentita – grande o exigua – ; todos aferrémonos a lo tengamos, la tormenta viene o puede no llegar, pero no será el Apocalipsis.
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