En una escuela, un gran Sabio Rabino advirtió que sus alumnos no rezaban bien, y por más que les explicaba sobre la importancia de hacerlo correctamente, no hacían caso.
En cierta ocasión, el Maestro decidió llevar un teléfono de juguete y fingió que hablaba a una pizzería. Sus alumnos, entre risas, le preguntaron qué estaba haciendo.
En lugar de explicarles su intención, preguntó a los niños si querían cancelar el pedido de las pizzas y ellos respondieron que no. Los alumnos le hicieron ver que ese teléfono era de juguete, y no le iba a funcionar.
En ese momento, el Sabio Rabino les pidió que escucharan sus propias palabras, manifestando que no todos los rezos llegan a su destino. Al igual que el teléfono, hay rezos que son “de juguete” o no sirven, porque no nos concentramos en ellos ni les damos su verdadero valor.
¡Debemos empezar a aprender cómo rezarle a Dios!
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