Esperando. Como lo he hecho toda mi vida. Como me enseñaron. Aquí afuera del cuarto del motel donde todo ha sucedido, donde me dijiste todo lo que me dijiste. Yo, por mi parte, te espero. Y habrás de llegar. A fuerzas porque mira qué lindo vestido me compraste. Esperé a que les llegara de mi talla. He esperado siempre: a que el médico me reciba, a que el pastel se levante, a sacarme diez, a que pase el camiòn, a que abran el estanquillo, a que me quieran; y eso sí, tú me has querido. Por eso soy paciente y te espero. Me traje la silla del cuarto para esperarte sentada. No voy a llegar con los pies hinchados a la iglesia. Espero y esta vez no será como condena. Vendrás.
Artículos Relacionados: