Cierto día un señor estaba sentado pensando, cuando de repente llega su pequeño hijo y le pregunta: “Oye papá, ¿qué estás haciendo?”, el papá lo mira y le dice: “Estoy arreglando el mundo”, su hijo emocionado le comenta que quería ayudarlo, pero el papá solo quería estar solo, así que toma una hoja que tenía sobre su escritorio en la cual estaba dibujado el mundo y la rompe en muchos pequeños trozos; se los da a su hijo y le dice: “Ahora, ve y arregla el mundo”, el hijo emocionado sale del cuarto y el padre sigue sentado meditando, pensando que estaría solo por un largo rato. Pasados 10 minutos su hijo regresa con la hoja de papel completamente arreglada, y el padre sorprendido le pregunta: “Oye, ¿cómo lograste arreglarla tan rápido?”, a lo que el niño le responde: “Muy fácil padre, detrás de la hoja había un dibujo de un ser humano, solo arregle el ser humano y automáticamente arregle el mundo”.
En el mundo hay un concepto que está rondando y es el del mal de ojo. La pregunta que nos hacemos es si el judaísmo cree en este concepto o solo pensamos que es pura imaginación de las personas.
En realidad hay muchas fuentes donde nos muestran que también el judaísmo está de acuerdo con esto, así como está escrito en la Parashá que leeremos mañana “Balak”, en ella dice que Bilam trato de poner mal de ojo sobre el pueblo de Israel.
Hay un midrash que dice que no hay algo más duro que el mal de ojo.
En el Talmud está escrito que hubo un Rabino que dijo que la
mayoría de las personas que habían fallecido fue por el mal de ojo.
Dicen también que las primeras tablas de la ley se rompieron por el mal de ojo y hasta tal punto que también laHalajá trae algunas leyes relacionadas con el mal de ojo, por ejemplo que no debe contar las personas con números y no se debe subir un hijo atrás de su padre al Sefer Torá, etc.
Entonces, ¿qué se puede hacer para protegernos de esto? La verdad, la respuesta es muy sencilla y no van a necesitar para esto hilos rojos, pescados, jamsas u otros amuletos.
En nuestra Parashá está la respuesta. Vamos a entender por qué Bilam intenta y no logra poner mal de ojo sobre el pueblo de Israel. Él comienza una frase con las siguientes palabras: “¡Qué dignas son tus tiendas, Iaacov; tus moradas, Israel,…” (Números 24:5), las cuales, explican nuestros sabios, nos indican que las entradas de las carpas no estaban una al frente de la otra, es decir que las personas no pueden ver lo que tiene el otro, y esta es la respuesta, cuando no ponemos nuestro “ojo malo” sobre nuestro amigo, entonces sobre nosotros tampoco podrán ponernos mal de ojo, estamos automáticamente protegidos.
Así ocurrió también con Yosef, cuando era joven siempre hablaba mal de sus hermanos, hasta que se deshicieron de él y llegó a Egipto, a donde luego de mucho tiempo y sufrimientos, llegan sus hermanos y lo reconocen. Él mismo les dice que ellos no tuvieron la culpa por todo lo que le había sucedido, pues todo fue para bien y así, llegado el momento, él pudo mantenerlos y protegerlos en Egipto.
En otras palabras, cuando no estamos unidos y todos nos estamos fijando en lo que tienen los demás que están a nuestro alrededor, todos estaremos expuestos al mal de ojo. Pero cuando estamos unidos y no nos fijamos en lo que tienen los demás a nuestro alrededor, sino que nos fijamos en lo que tenemos en nosotros mismos y estamos conformes con lo que tenemos. Además estamos arreglando lo que tenemos que arreglar, de esta manera estamos arreglando el mundo, pero si nos fijamos en los demás y en lo que hay que arreglar en los demás, así nunca lograremos arreglar el mundo. Por eso Bilam dice: “¡Qué dignas son tus tiendas…”, todos estaban juntos y unidos. Hasta hoy en día se acostumbra a pronunciar este versículo a la entrada de la sinagoga, lugar donde todos tenemos que juntar nuestras palabras y corazones.
Esta semana vivimos la tragedia que aconteció en Israel con los tres jóvenes a quienes vilmente secuestraron y asesinaron. Algo muy difícil y duro de asimilar. Pero tenemos que recordar que la muerte de estos tres jóvenes logró unir a todo el pueblo de Israel en todo el mundo, sin importar color e idiomas todos rezaron por ellos. Y como si fuera poco, el mismo día del entierro fue el aniversario del Rabí de Jabad Z”L, quien fuera el Rabino que logró unir el pueblo de Israel en todo el mundo, en cualquier lugar a donde vayamos encontraremos una casa de Jabad, en la cual reciben a cualquier persona con las manos abiertas, le dan de todo sin pedir nada a cambio.
Como sabemos que en cualquier lugar del mundo hay una casa de Jabad, podemos llegar a decir que donde hay Coca-cola hay Jabad, y así como hay tres tipos diferentes de Coca-cola, Normal, Light y Zero, en el judaísmo también funcionamos igual, hay quienes cumplen con todo, hay quienes son Light y hay quienes nada de nada (Zero). El punto es que se debe recibir a cualquier persona en cualquier situación con las manos abiertas, y ese fue el mensaje que
el Rabino de Jabad logró transmitirnos en todo el mundo.
Lo más importante es que no se debe esperar a que suceda una tragedia para unirnos, sino que también podemos hacerlo por alegrías y con alegría; y esto es algo que podemos tener en las sinagogas y en cualquier lugar donde estemos.
Rab yosef garmon
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