El muy importante concepto de retorno al Espíritu es y parece ser una constante en toda la Biblia hebrea, llegando incluso hasta los Evangelios, que escriben arrepentirse , en latín poenitentiam y en griego metanoian ,en lugar del clásico hebreo shbu o bien shabu, cuya raíz procede de la voz teshubá traducible por ´´ciclo´´, ´´período´´ o bien ´´re-evolución´´. En suma: que hacer penitencia en medio de un sincero arrepentimiento emocional supone la búsqueda de un punto de partida espacial para un cambio de orientación vital.
En Ezequiel 18:32 leemos:´´Volved y viviréis´´ , heshibu ve-jiú, y es de ese pasaje que los kabalistas infieren que el regreso en sí implica una vuelta a Dios ,cuyas letras, presentes en el Tetragrama o Nombre Sagrado de cuatro consonantes, pueden verse en el mismo imperativo que solicita o sugiere el retorno. Dado que el mencionado capítulo se convierte, por guematria o el método numérico en jai , que vale 18 y quiere decir ´´viviente´´, y el mismo versículo 32 está aludiendo a los senderos del Arbol de la Vida que parten, circulan, se expanden y vuelven al corazón o leb , se supone que el discípulo o estudiante tiene que regresar a su conciencia más profunda, allí donde los latidos son maestros de vida, diapasones del justo medio expresivo, con el fin de que el arrepentimiento desemboque en una renovación de total de su estado de ánimo.
Los actos del ser adulto se corrigen, pues, con inteligencia y por voluntad propias, pues no hay ni debe haber coacción en la metanonia o conversión religiosa. Cada quien debe entender, a su turno, qué es para él el Reino de los Cielos que- en el Nuevo Testamento- Jesús desplaza del ámbito sociológico (promesa que su época esperaba) al ámbito íntimo(el territorio en el que cada uno hace balance de su vida y la ajusta). En ese sentido el verbo labó que leemos en la versión hebrea de Mateo 4:17: ´´Arrepentíos que el Reino de los Cielos se ha acercado´´, y en el que labó quiere decir ´´venir´´, ´´advenir´´, ´´llegar´´, puede también leerse como leb ( bl )corazón abierto hacia lo infinito, representado por la letra alef en la que acaba la expresión.
Por lo cual se nos conmina a mirar con una visión más grande, de ser posible completamente abierta, los hechos de la vida cotidiana. La idea de retorno o regressio no parece ser privativa de la tradición bíblica, pero es en ésta en donde la vemos reiterada una y otra vez como una manera de articular el pasado y sus ejemplos con el presente y el futuro. Así, por ejemplo, en Jeremías 24:7: leemos:´´ Les daré corazón ,leb ladaat ,para que conozcan que yo soy el Creador, y me serán por pueblo, y yo les seré a ellos por Dios; porque se volverán ,iashbú, a mí de todo su corazón´´. En pleno siglo XI Yehuda Halevi, el poeta hebreo-español, nos dirá que el corazón es el órgano más sano y más enfermo del cuerpo, revelando así cómo-el profeta en lo social y el individuo en su intimidad-, pueden resolver, circulación mediante, la total renovación de su ser al contacto del Espíritu Santo, cuya parte plástica, cuyo vehículo viviente es el aire transportador de oxígeno.
Mario Satz