Las belleza de los escarpados acantilados de la isla de Capri, Italia, hacen que sea muy fácil creer que fue exactamente aquí donde las seductoras sirenas llamaron y cantaron a los marineros de Odiseo. Para evitar que naufragaran en su isla, hizo tapar los oídos de los marineros con cera y se hizo atar al mástil. Advirtió a los marineros que no lo desataran por mucho que suplicara.
Un sinfín de viajeros, poetas y emperadores se han enamorado de la isla de Capri; una pequeña isla frente a la costa de Sorento, enclavada en el mar Tirreno. Es difícil precisar qué hace que esta isla sea tan mágica porque todo, desde el olor hasta las paredes de piedra caliza y las casas construidas en los acantilados, hacen de Capri el sueño de un poeta.
Para experimentar la verdadera esencia de la isla, los viajeros se aventuran al noroeste, a la tranquila ciudad de Anacapri, hogar del Capri Palace. Situado a los pies del Monte Solaro, el punto más alto de la isla, Anacapri está repleta de casas tradicionales y pintorescas calles peatonales. Un lugar donde reina la serenidad, aquí nos encontramos con la fascinante cueva marina, la Gruta Azul.
Situado en el corazón del Mediterráneo, el Capri Palace Jumeirah, miembro de The Leading Hotels of the World, esta increíble colección de los mejores hoteles del mundo, es un impresionante hotel de lujo donde los huéspedes nos sumergimos en la impresionante belleza natural de Capri y en las imaginativas obras de arte de artistas contemporáneos.
El restaurante Il Riccio, con vistas a la Gruta Azul, es un tesoro de sabores para los amantes de los mariscos como yo. Bajo un techo de paja, el elegante ambiente de este club de playa ofrece vistas panorámicas y cuenta con mesas azul celeste, una serie de terrazas con cabañas blancas y una escalera de piedra que conduce al mar. En este setting casual y típico de Capri se viven experiencias gastronómicas únicas.
En el menú, el chef residente Giovanni Bavuso ha creado una experiencia culinaria sublime, comenzando con el Plateau Royal, una celebración de pescados crudos variados, desde almejas y cigalas hasta atún y sepia, un verdadero festín de sabores mediterráneos. Los platos principales incluyen espaguetis alla chitarra con erizos de mar y medallones de bacalao negro empanizados. La comida concluye con una visita a la acertadamente llamada Sala de la Tentación, revestida de brillantes azulejos de mayólica, donde nos espera una rica selección de dulces de la tradición pastelera napolitana: babà con ron, tarta caprese, tartas y sfogliatelle. Esta joya ha sido galardonada con una estrella Michelin, siendo el único club de playa del mundo en obtener este prestigioso reconocimiento.
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