De por sí es difícil manejar un humor judío proveniente de los ashkenasim, es decir los que venían de Alemania, Polonia, Rusia y Austria antes de la segunda guerra mundial, donde el idioma idish era el hablado, una mezcla de varios idiomas entre ellos, hebreo y alemán.
Si de por sí es difícil absorber este típico humor burlón, irónico y ácido proveniente de un pueblo que con su teatro se dedicó a reirse de él mismo además de poder conservar todas estas experiencias, el presentar obras que van de 20 a 40 minutos es reto mayor para el actor y el director porque se tiene que meter en el papel de inmediato para poder traspasar la barrera del público y llegar con su personaje; en una obra larga siempre hay más tiempo para lograrlo, lo cual las hace más interesantes.
El reto para los actores y directores es enorme e implica un trabajo conjunto, tanto por parte de los directores para transmitirles a los actores lo qué quieren de cada personaje, y de los actores adentrarse en el mismo, apropiarse del mismo y traspasar la barrera para transmitirlo a los espectadores.
Tres temáticas igual de fuertes y polémicas no solo para los judíos porque son universales y pueden darse en todas partes: la primera la conversión, la cual a pesar de las actuaciones en las otras dos me trajo muchos recuerdos de gente amiga mía que han pasado por todo eso. Un hombre termina de rezar y empieza el reclamo de siempre “cómo es posible que no haya un jugo de naranja decente”, pretexto para que conozcamos a esta pareja que como muchas, vive muchos años juntas y ya es una costumbre, con una comunicación mínima donde él se da cuenta que después de 25 años de haberse convertido esto en Israel, donde estuvo un año, ya no le llena nada de su vida.
Pasaporte es esta obra que nos habla de una pareja de más de 30 años juntos con una familia, Enrique pasa por esa etapa quizás una percepción personal de que se le rechaza por ser convertido, le falta el padre de su esposa que lo apoyó, y necesita reencontrarse, aquí el pasaporte encontrado por la esposa en la caja de seguridad abierta y otra cosa para poder viajar pero solo. Su vida transcurre pensando en la religión, estudiar, ir al templo, meditar pero la familia deja de pasar a primer plano, a pesar de sus sentimientos hacia la misma.
La reacción de la esposa ya acostumbrada a la falta de comunicación tanto verbal como física, pero quizás este descubrimiento es como se dice “la gota que derramó el vaso”.
Aquí vemos un problema que cuando hay una conversión ésta no solo es exterior sino interior, porque significa dejar toda una vida y una forma de ser para emprender otra, el final queda abierto, los actores Berenice Camacho y Jesús Arriaga que además se conocen de más de 30 años en la vida real bajo la dirección de Gabriel Labastida y la autoría de Hugo Yoffe, con una duración aproximada de 35 minutos.
Se mencionan ciertas palabras en hebreo que creo importante aclarar:
La Ketuva o el contrato matrimonial que es un pliego, mismo que da la comunidad judía como validez del acto.
Shabat o el día de descanso que según la creación del mundo D…s descansó el séptimo día, empieza el viernes al meterse el sol y termina el sábado cuando se mete el sol.
La Tora, el Pentateuco o sea los cinco libros del Viejo Testamento, donde está inscrita la historia del pueblo judío desde su creación hasta la aparición del Nuevo Testamento.
La Jupa, que es el lugar donde tiene lugar la ceremonia de la boda religiosa, es una especie de cuadrado donde los novios y sus familiares directos se casan, hay una costumbre de romper una copa de cristal, en mi caso lo hicimos el papá de mis hijos y yo, esto se hace con los pies.
Shalom no solo es el saludo, shalom significa paz, esto nos habla de un pueblo que primordialmente le gusta la paz a pesar de su historia.
Si bien el día del estreno hay nervios y se está en el trabajo de enfrentar en este caso a la prensa y los amigos, también es identificarse con el personaje, estoy segura que a través de las puestas lograrán afinar estos dos personajes, que no están mal pero necesitan reforzar un poco más.
La segunda obra Confianza con Fernando Becerril una garantía que no nos decepciona por su magnifico trabajo y, que le recordamos a ese José Luis Borges en Cita a Ciegas que se presentó en el Círculo Teatral Alberto Estrella, una puesta que dejó satisfechos a todos los críticos teatrales, un papel de un invidente que convenció al grado de pensar que lo era acompañado de un joven talentoso Jorge Luis Padilla en el papel del hijo donde dos mundos, dos generaciones y una situación puede ser vista de forma diferente, el padre que se entera que el hijo está a cargo de un homenaje para un benefactor de la comunidad y que, hace años le cometió fraude al padre sin poderlo resolver debido a muchas causas que ahí nos platican, y el hijo que si bien lo vivió porque llegó al divorcio con la madre y privarlos de una situación económica más cómoda debe seguir con este trabajo, siendo su gran oportunidad.
De hecho es la única que tiene un final esperado, no es exclusivo de la comunidad judía, puede suceder en cualquier familia y lugar sin importar la religión. escrita por Jacobo Levy Parra con una duración aproximada de 25 minutos, esta obra fue dirigida por Morris Savariego.
Cada uno con sus motivos, razonamientos y necesidades diferentes, iguales de válidos pero donde la brecha generacional se impone, al final como siempre el espectador tendrá la última palabra.
La tercera y más aplaudida “No hay como la familia“, de un autor israelí Maor Haarosh y traducción y adaptación de Iris Besporsvany con una duración de 45 minutos, bajo la dirección de Enrique Singer y Daniela Parra, una asistente del otro pero aquí dándole una oportunidad que aprovecha, con las actuaciones de Georgina Tabora que hace una madre judía israelita increíble, con el acento israelí y con el comportamiento de una madre omnipotente y controladora de su único hijo un treintón con poca voluntad.
El hijo actuado por Rodolfo Nevares a quien he visto trabajar con Alberto Villarreal.
El uso de varios muñecos para representar a la novia, al padre y al hijo en cierto momento, con el apoyo de ciertos proyectores que están debajo de las sillas.
Nos recuerda a la madre judía, a Susana Alexander y cómo ha aprovechado este papel para añadir a la suegra y abuela judía, sin embargo no solo sucede con los judíos, es universal.
La situación de su casa donde el padre está ausente viendo la televisión todo el día, y el hijo no puede mantener una relación duradera con ninguna mujer por lo mismo, qué ocurre cuando lleva una muchacha y la madre se da cuenta de que lo puede perder, un juego escénico muy interesante entre el hijo y la madre y aún el padre que quizás encuentra una forma de evasión ante la situación y la comodidad que tiene porque además es una gran “ama de casa”, al final el hijo al entrar en el chantaje de la madre al tener un problema de salud, toma su decisión, misma que aparece en la última escena.
Aquí aparece el rezo del viernes donde se bendice al pan o sea “lejem”, “baruj ata adonai hamozi lejem min haaretz”, bendito seas que nos permites sacar el pan de la tierra.”
La escenografía es un cancel de plástico que se va adecuando a cada escena, que además permite ver las acciones desde afuera, los elementos utilizados son muy pocos, un sofá para dos personas, unas sillas, una mesa, una mesa de café con todo el servicio requerido.
Las luces igual acordes a cada historia así como el vestuario que podría pasar como de calle, incluyendo el de la tercera donde la mamá viste como una ortodoxa no muy rica.
El trabajo de equipo, la coordinación de las tres puestas y el trabajo de los técnicos del teatro, así como esta Fundación daVar que está preparando material nuevo porque en palabras de Hugo hay un libro con mil obras cortas de diversos autores y épocas, nos esperan muchas sorpresas.
La palabra daVar significa cosa u objeto, aquí vemos generaciones que empiezan y otras con mucha experiencia, directores que se enfrentan a este reto, de trabajar en conjunto, traer cultura que tanta falta hace para tener una mejor calidad de vida.
Este banquete se presenta en el Foro Shakespeare en Zamora 8, Col. Condesa, los jueves a las 20.30 hasta el 15 de diciembre, apoyemos para que dure más con nuestra asistencia.
Más información en: www.davar.com.mx
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