Asesinatos por honor: caso Jordania

Por:
- - Visto 220 veces

Cometer adulterio, tener relaciones sexuales fuera del matrimonio o ser víctima de incesto o violación detona entre los miembros varones de ciertas familias la decisión de asesinar a las “culpables” de esos hechos. Tales reacciones derivan de una larga tradición patriarcal autoritaria, para la cual, en presunto cumplimiento de estrictas reglamentaciones religiosas, es necesario recuperar el honor familiar a través de la eliminación física de las infractoras.

De hecho, en el léxico común de esas sociedades, hay dos formas de denominar el concepto del honor, uno de los más apreciados en esa cultura. Se le llama sharafal honor en general, el cual puede perderse por haber cometido un delito común –agresión, robo o fraude, por ejemplo– transgresión que puede revertirse mediante la compensación establecida para resarcir el daño. Con otra connotación, en cambio, se maneja el término ird, utilizado para referirse al honor derivado de la conducta de las mujeres. En este último caso, cuando se atenta contra él, oficialmente no existe otra manera de limpiarlo más que con la desaparición física de quien ha incurrido en falta, según lo establece el estricto y misógino código regulador de las conductas femeninas.

Esas prácticas cuentan, por supuesto, cada vez con más reprobación a medida que se universaliza el concepto de respeto a los derechos humanos. En algunos países musulmanes –no en todos, por desgracia– se han realizado esfuerzos por eliminarlas, por lo que nuevas legislaciones las han criminalizado. Sin embargo, ello no ha impedido que se sigan presentando en diversos estratos de la población. En el caso de Jordania, una forma de supuesta protección a quienes lograban escapar de sus victimarios fue la de recluirlas en una prisión denominada Centro correccional y de rehabilitación Juwaida, donde convivían con las presas comunes por tiempo indefinido. Bajo el pretexto de protegerlas, se les privaba de su libertad, separándolas, además, de sus hijos, en caso de tenerlos.


Cientos de mujeres han pasado por esa trágica experiencia, que en algunos casos se llegó a prolongar hasta por más de diez años, ya que no podían abandonar el recinto carcelario sin la autorización de un varón de la familia, al cual se le exigía firmar un compromiso de que no se atentaría contra quien quedaba ya en libertad. Por supuesto, ese compromiso a menudo no era cumplido.

Ante ese panorama tan inhumano y desolador, el gobierno jordano decidió por fin hacer algo al respecto y hace medio año, gracias al activismo de la exministra de desarrollo social Hala Lattouf, se inauguró un albergue bautizado como Amneh House (Casa segura). Se trata de un lugar al que voluntariamente pueden acudir las mujeres amenazadas, y donde pueden permanecer con sus hijos pequeños el tiempo necesario para encontrar otras alternativas de vida. Un lugar que les brinda diversas opciones de capacitación laboral, actividades de esparcimiento, atención sicológica y de salud en general, y un ambiente cálido que intenta coadyuvar a la superación de los traumas sufridos. Es interesante que a este albergue se le ha asignado vigilancia policíaca en razón de la posibilidad muy real de que familiares de las asiladas persistan en sus intentos de dañarlas.

Proyectos como el descrito son, por supuesto, encomiables y muy necesarios. Pero si no van acompañados de decisiones dirigidas a actuar sobre la raíz de esa violencia feminicida, que encuentra su legitimidad en ideologías religiosas usadas a modo para ejercer el machismo institucionalizado, las cosas cambiarán muy poco. En todo caso, sería necesario que, desde el gobierno, las familias, la educación escolar y las prédicas y recomendaciones de las autoridades religiosas más respetadas, se modifique radicalmente el enfoque al respecto a fin de eliminar esas patologías sociales fundadas en el desprecio, el abuso y la minusvaloración de las mujeres.

Especialista en asuntos de Oriente Medio

Acerca de Esther Shabot Askenazi

Licenciada en Sociología egresada de la UNAM (1980), con estudios de maestría en Sociología en la UNAM y con especialización en Estudios Judaicos en la Universidad Iberoamericana. (1982-1985) Fue docente en la ENEP Acatlán, UNAM durante 10 años (1984-1994). Actualmente es profesora en diversas instituciones educativas privadas, judías y no judías.De 1983 a 1986 fue colaboradora semanal del periódico "El Nacional" tratando asuntos del Oriente Medio.Desde 1986 hasta la fecha es editorialista semanal en el periódico Excélsior donde trata asuntos internacionales.Es comentarista sobre asuntos del Medio Oriente en medios de comunicación electrónica.Publicaciones:"Los orígenes del sindicalismo ferrocarrilero". Ediciones El Caballito S.A., México, 1982.En coautoría con Golde Cukier, "Panorama del Medio Oriente Contemporáneo". Editorial Nugali, México, 1988.Formó parte del equipo de investigación y redacción del libro documental "Imágenes de un encuentro. La presencia judía en México en la primera mitad del siglo XX" publicado por la UNAM, Tribuna Israelita y Multibanco Mercantil, México, 1992.Coautora de "Humanismo y cultura judía". Editado por UNAM y Tribuna Israelita. José Gordon, coordinador. México, 1999.Coordinadora editorial de El rostro de la verdad. Testimonios de sobrevivientes del Holocausto en México. Ed. Memoria y Tolerancia, México, 2002.Redactora de la entrada sobre "Antisemitismo en México" en Antisemitism: A Historical Encyclopedia of Prejudice and Persecution". Ed. ABC CLIO, Chicago University, 2005."Presencia judía en Iberoamérica", en El judaísmo en Iberoamérica. Edición de Reyes Mate y Ricardo Forster. EIR 06 Enciclopedia Iberoamericana de Religiones. Editorial Trotta. , Madrid, 2007.Artículos diversos en revistas de circulación nacional e internacional.

Deja tu Comentario

A fin de garantizar un intercambio de opiniones respetuoso e interesante, DiarioJudio.com se reserva el derecho a eliminar todos aquellos comentarios que puedan ser considerados difamatorios, vejatorios, insultantes, injuriantes o contrarios a las leyes a estas condiciones. Los comentarios no reflejan la opinión de DiarioJudio.com, sino la de los internautas, y son ellos los únicos responsables de las opiniones vertidas. No se admitirán comentarios con contenido racista, sexista, homófobo, discriminatorio por identidad de género o que insulten a las personas por su nacionalidad, sexo, religión, edad o cualquier tipo de discapacidad física o mental.


El tamaño máximo de subida de archivos: 300 MB. Puedes subir: imagen, audio, vídeo, documento, hoja de cálculo, interactivo, texto, archivo, código, otra. Los enlaces a YouTube, Facebook, Twitter y otros servicios insertados en el texto del comentario se incrustarán automáticamente. Suelta el archivo aquí

Artículos Relacionados: