Asignaturas pendientes: Cultura en la política de Estado

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La política del Estado mexicano tiene una con la cultura. Y no sólo se trata de una deuda institucional, de infraestructura o de recursos financieros; se trata de que enfaticemos a la cultura como una prioridad nacional para subrayarla como un eje de la vida cotidiana y social. La cultura debe ser no sólo prioridad del Estado, sino también de la familia y de la educación en sus diversos niveles, como de conocimiento y de mejor calidad de vida, pero es responsabilidad del Estado su fomento.

Un país no se conforma sólo con el de su economía. Tampoco se satisface con el económico, es decir, con el hecho de que el crecimiento de la economía se traduzca en beneficios reales para todos los mexicanos. A una nación tampoco le basta que ese desarrollo resulte equitativo; vale decir que los beneficios que provee se den en un auténtico contexto de igualdad de oportunidades y no se concentren en un sector pequeño y limitado de la población. Tampoco es suficiente la meta de que tal desarrollo, además de equitativo, sea también sustentable y ocurra dentro de un Estado de derecho seguro, certero y confiable.


Más allá de todas esas metas, nuestro objetivo es alcanzar un desarrollo auténticamente humano, es decir, un tipo más exigente de desarrollo que se mida no sólo por indicadores económicos, sino por criterios más intangibles y profundos de la persona humana. Éstos tienen que ver con principios de identidades, de democracia, de libertad, de respeto al otro y a lo nuestro, de creatividad, de elementos simbólicos, de héroes, de solidaridad y cohesión social, y de igualdad de oportunidades para la crítica, el pensamiento y la apreciación artística entre individuos, , comunidades y localidades.

Como dice el dicho: “no sólo de pan vive el hombre”. No podemos mantenernos en la simple búsqueda del crecimiento o desarrollo económicos. Intentemos ver la fotografía completa. El no es sólo un saco de recursos a lo que se debe obtener una utilidad. Más que eso, es lo que hacemos con esos recursos, junto con las capacidades y la sociedad: belleza, crítica, expresión, burla, innovación, invención. Este conjunto forma la cultura y se trata de que podamos potenciar todo aquello que la puede generar.

Sin duda alguna, un elemento son los recursos disponibles, también la educación con la que se forman las capacidades, y también las instituciones que dan forma a la vida en sociedad y debemos de trabajar en potenciar estos elementos. Sin embargo, contar con estos insumos no es suficiente, se requiere un elemento clave: dirección. Éste es justo el punto y donde el papel del Estado es vital. Éste debe incorporar una dirección a sus políticas.

No se trata de un problema menor, es una cuestión sustantiva: Si queremos que la noción de México nos remita a un país moderno y no sólo modernizado; democrático, y no sólo con instituciones democráticas; imaginativo, y no sólo trabajador; pleno, y no sólo satisfecho, requerimos de una reforma del Estado donde la cultura sea eje de la agenda de la política pública. Por supuesto que la cultura debe ser no sólo prioridad del Estado, sino también de la familia y de la educación en sus diversos niveles, como fuente de conocimiento y de mejor calidad de vida; pero es responsabilidad del Estado fomentarla.

Debe quedar claro que la propuesta no es sustituir políticas de igualdad de oportunidades, construcción de hospitales y escuelas, o construcción de carreteras, sino que así como se fomentan estos programas, se fomente la cultura en todas sus expresiones. Los programas culturales en ocasiones se quedan rezagados, se subestiman los beneficios y, por lo tanto, no son suficientemente apoyados. No podemos olvidarnos de la cultura, estoy convencido que de ser más inclusivos en las políticas, nos sorprenderíamos de los resultados.

Queda claro, pues, que el gran pendiente del Estado mexicano es definir la política cultural como el eje del desarrollo nacional. La cultura debe ser, sobre todo, un fin en sí mismo, y de igual importancia, un medio privilegiado para lograr el desarrollo que incluya desde la libertad política, económica y social de la nación, hasta las oportunidades individuales para recibir educación, obtener salud, ser creativo, productivo, crítico y expresar con libertad las emociones y el pensamiento. Desarrollo que respete los derechos culturales, sociales y humanos, que salvaguarde los distintos tipos de patrimonio, que se conserve la biosfera y se contribuya a sostener los valores de la democracia. La cultura está en cierto grado olvidada; recuperarla es esencial si aspiramos a un desarrollo nacional integral.

Acerca de Andrés Roemer

Bienvenidos a este espacio donde pretendo compartir con ustedes: Interrogantes, críticas, dudas, inquisiciones, propuestas, miedos, esperanzas, ideas. En suma: Letras. Letras grandes y pequeñas. Pensadas y espontáneas. Letras desdibujadas, otras reiteradas, ciertas ya publicadas con antelación y probablemente una que otra inédita. Al final de cuentas, letras para ser desdobladas por aquel lector amable y generoso que sea provocado por las mismas.Agradezco a Silvia Cherem e Isaac Ajzen por invitarme a ser parte de Foro Judío.Acerca de Andrés RoemerEl doctor Andrés Roemer es autor de más de 18 libros de diversos temas, como: felicidad, arte, sexualidad, amor, agua, futbol, derecho, economía, crimen y psicología evolutiva, entre otros. Ha sido merecedor de varios premios incluyendo el Don K. Price Award por distinción académica en la Escuela de Gobierno John F. Kennedy de la Universidad de Harvard y las becas Fulbright, Harvard, Ford, ITAM, SEP y Conacyt; recientemente la Fundación de Microsoft, ha establecido el "Premio Andrés Roemer para el Desarrollo de Derecho y Economía por Distinción en el Servicio a la Comunidad Académica". Ha creado más de 1,000 programas de televisión; actualmente, es el fundador y presidente del Think Tank "Poder Cívico A.C."; asimismo, es el curador del festival internacional La Ciudad de las Ideas.

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