Joel estaba manejando cuando se sintió fuera de control. Su corazón comenzó a latir rápidamente, sintió un dolor en el pecho, el aire le faltaba, sus manos se agarrotaban y sentía que salía de su cuerpo; sintió que estaba a punto de morir. La ambulancia llegó y fue diagnosticado con un ataque de pánico.
En esa etapa de su vida Joel estaba pasando por mucho estrés, problemas económicos y un divorcio al enterarse que su esposa le era infiel.
Joel decidió pedir ayuda y recurrió a un psiquiatra. Lo medicaron y los ataques de pánico no cedían, de hecho, con el medicamento se puso peor, le cambiaron medicamento y su ansiedad aumentó a tal grado que ya ni de la casa quería salir. Tenía miedo de sufrir un ataque de pánico fuera de su casa y no poder controlarlo. Entonces comenzó a buscar medicina y terapias alternativas.
La intención de Joel al llegar a terapia era sentirse seguro dentro de si, llevar una vida normal, poder manejar otra vez ya que llevaba mas de 3 años sin hacerlo por miedo que le fuera a dar un ataque de ansiedad en el coche.
Por medio del GIM (terapia donde la música y las imágenes fungen un papel primordial) Joel tocó su pasado, el estrés que vivía en su casa cuando era niño porque tenía un papá sumamente estricto y nada cariñoso que lo hacía sentir no digno de ser amado. Se dio cuenta que llevaba cargando este dolor por mas de 50 años, que para sentirse querido por su padre se convirtió en un perfeccionista que no se daba la oportunidad del error ni del disfrute de la vida. Se dio cuenta que siempre sintió que no merecía nada y pudo darse cuenta que el ataque de pánico fue una llamada de atención para reflexionar en el camino que estaba llevando en su vida. Ya en la primera sesión Joel sintió que si era un ser digno de amor y que quería emprender su camino a casa, hacia su corazón.
Los ataques de pánico o ansiedad causan miedos que generalmente son irracionales y aunque la persona lo entienda así, el ataque es tan físico que la sanación de terror se apodera de la situación creyendo que se esta fuera de control y a veces a punto de morir.
Pueden ser síntoma de un trauma sufrido en algún momento de la vida y se pueden manifestar inmediatamente o después de varios años. En el caso de Joel, la tensión y el estrés que estaba viviendo en esa etapa de su vida fueron los disparadores del ataque de ansiedad, pero al mismo tiempo la llamada de atención a cambiar el rumbo en su vida.
Si sufres de estos síntomas recuerda que siempre hay ayuda y que siempre se puede sanar.
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