La decisión de Donald Trump de nombrar a Steve Bannon, un hombre de extrema derecha, como su principal asesor en la Casa Blanca, ha enfocado los reflectores en una vieja y problemática ideología: la del nacionalismo blanco.
Se trata de un movimiento que generalmente promueve la formación de una nación aparte para los blancos.
Bannon dirigió el portal Breitbart orientado a la alt-right, un movimiento a menudo de derecha asociado con esfuerzos destinados a preservar la “identidad blanca”, contrario al multiculturalismo y defensor de los “valores occidentales”.
El nacionalismo blanco tiende a apoyar la idea de que los blancos están siendo atacados en EU y necesitan protegerse de las minorías. Ven la diversidad como una amenaza, no como un objetivo por el que hay que luchar.
En el transcurso de los días después de que el presidente electo, Donald Trump, designara a Bannon, la Liga Antidifamación, una organización judía, cuyo objetivo es detener la difamación del pueblo judío, envió una condena abrasadora, señalando que el nombramiento de Bannon a un trabajo de alto rango en la Casa Blanca fue un acto “hostil a los valores fundamentales de Estados Unidos”, dijo el grupo.
Gran parte de los principales grupos judíos en Washington, deseosos de mantener su influencia en una administración Trump, se han quedado en silencio.
Entre las organizaciones judías más importantes del país, la elección de Trump ha provocado un nivel inusual de angustia e incertidumbre. El debate ha dividido a los que creen que la comunidad judía requiere de líderes que construyan buenas relaciones con el nuevo presidente y los que sostienen que los grupos judíos deben hablar en contra de los puntos de vista que suelen ver como antisemitas.
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